Alumnos de la escuela primaria Lázaro Cárdenas, en Ocuilan, Estado de México, toman clases bajo improvisadas carpas, luego de que el edificio que albergaba su escuela resultara afectado por el sismo del pasado 19 de septiembre.
Pese a la lluvia, el sol y ahora las bajas temperaturas, estos niños acuden con mucho ánimo de seguir estudiando, en este espacio que ocupan desde el pasado 23 de octubre como escuela provisional.
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La vocación de servicio de los profesores y la participación de los padres de familia ha mantenido esta escuela en pie, pero impartir clases no es nada fácil pues incluso carecen de los servicios básicos.
A cuatro meses del movimiento telúrico, el futuro de esta institución sigue siendo incierto.
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