Él es Adrián Peniche. Su voz, su capacidad de retención y de brindar apoyo en momentos de emergencia son las herramientas más importantes en su jornada laboral.
A pesar de nacer con Retinitis Pigmentaria, un desorden genético que afecta la capacidad de la retina para responder a la luz, Adrián decidió avanzar el camino de la vida por cuenta propia y trabajar en el Centro de Control y Comando (C4)
Y aunque su capacidad visual solo le permite ver sombras o bultos, Adrián ofrece luz en las más de 40 llamadas de emergencia que recibe al día.
Después de una jornada de ocho o doce horas diarias, Adrián regresa a casa, con su esposa y sus dos hijos, con el gratificante sabor de haber dado un poco de calma, de apoyo o solución a las emergencias que a diario enfrenta la capital de Yucatán.