La final se le esfumó al América . Un saque de banda fue la perdición y Valdez, su verdugo. Tigres atacaba con más corazón que idea cuando sorpresivamente las Águilas enviaron el balón a su propia portería. La impotencia fue amplia y la incredulidad se reflejó en los penaltis, donde los Tigres se impusieron con frialdad.
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