El Real Madrid hace historia. Los merengues se coronaron al vencer 3-1 al Liverpool en el Estadio Olímpico de Kiev. El tricampeonato europeo es blanco.
Ambos equipos sabían que era un duelo de matar o morir. Desde el arranque se vivió con gran intensidad, siendo el Liverpool quien más peligro generó para la meta de Keylor Navas. Dos jugadas, una de Mané y otra de Salah que no concretaron.
En contragolpe, el Madrid buscaba su oportunidad para hacer la diferencia. Cristiano Ronaldo, Marcelo y Benzema atacaban sin la contundencia a la que están acostumbrados. El partido cambió en lo anímico, una falta de Sergio Ramos sobre Salah pondría al faraón fuera de combate y dos jugadas más tarde saldría de cambio dejando a los Reds debilitados.
La intensidad no bajó. El conjunto merengue mantenía el control del partido hasta que una jugada puso en igualdad de condiciones al Real. Carvajal se lesionaría solo al realizar un taconcito y fue obligado a abandonar el duelo que mantendría el empate a cero en los primeros 45 minutos.
Los comandados por Zidane harían magia ante los errores de los Reds en la parte complementaria. El primer tanto vendría por conducto de Benzema, que aprovechó el descuido del arquero Karius, que intentaba despejar, para puntear el balón bajo los tres palos.
Zidane empezaría a mover sus piezas. Gareth Bale entraría al terreno de juego con la consigna de sentenciar el marcador a su favor y como si se lo hubiera planteado, al 64 y tras un pase de Marcelo, Bale emularía a Cristiano ante la Juventus y metería el 2-0, con un poema de chilena que dejaría sin oportunidad al cancerbero del Liverpool.
La sentencia la pondría Bale. Un cañonazo de larga distancia directo a la portería vencería a Karius, que al intentar atajar el balón, este salió hacia un lado clavándose en su propio marco.
Una vez más el Madrid haría magía y conseguiría el tricampeonato de Europa. Una noche de ensueño para los merengues.