A 4 años de su partida, recordamos a Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez fue uno de los puntales del Realismo mágico.

Uno de los escritores latinomericanos más queridos y reconocidos sin duda es Gabriel García Márquez, un colombiano internacional. Hoy se cumplen cuatro años de su muerte, acontecida en su casa de la Ciudad de México.

Fue uno de los puntales del llamado Realismo mágico, su novela Cien años de soledad es una de las obras más leídas en el mundo.

Hoy queremos recordar a Gabriel García Márquez presentando algunos hechos curiosos, anécdotas y frases de este gran literato nacido en Colombia.

Nobel de Literatura

Para recoger su premio Nobel de Literatura en 1982, fue vestido con un liquiliqui, traje típico de los llanos colombianos y venezolanos, porque no quiso vestir frac.

Superstición

Necesitaba una flor amarilla en su escritorio para trabajar, porque era muy supersticioso. También creía que los caracoles, los pavos reales y las flores de plástico le daban mala suerte.

Descubrió que iba a ser escritor

Descubrió que iba ser escritor leyendo "La metamorfosis" de Kafka.

"Yo no sabía que esto era posible hacerlo, pero si es así, escribir me interesa".

Su esposa

En cuanto al amor, conoció a quien sería su esposa cuando ella contaba con nueve años; a los 14 le propuso matrimonio y a los 26 años se casaron.

Cien años de soledad

Una de las anécdotas que más evocó sobre sus obras fue de "Cien años de soledad". Cuando terminó la novela no tenía suficiente dinero para enviar el manuscrito completo a la editorial, por lo que solo envió la mitad. Cuando respondieron que querían publicarla cayó en cuenta de que había enviado la segunda mitad, es decir, la final.

Frases

La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

La primera condición del realismo mágico, como su nombre lo indica, es que sea un hecho rigurosamente cierto que, sin embargo, parece fantástico.

La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.

Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas.

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