Hoy celebramos que es viernes, ¡cómo no!
Pero la historia no perdona y vale la pena volver a episodios que recuerdan porqué la cultura mexicana es única e irrepetible, nos midan con quien nos midan. Un día como hoy, de 1991, se nos fue uno de los más grandes exponentes de la pintura de nuestro país a nivel mundial.
Oaxaca no solo es mezcal y tlayudas, y para muestra Rufino Tamayo, a quien hoy le dedicamos este espacio.
Hijo de un zapatero y una costurera, Tamayo dejó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos en la CDMX, y consagró su pincel al arte popular mexicano, con un estilo que en la fotogalería de abajo reconocerás.
Adicional a sus pinturas y murales, este multifacético oaxaqueño se dedicó a la docencia en la Escuela Nacional de Bellas Artes y tuvo cargos administrativos en el medio cultural; fungió como director del Departamento de Artes Plásticas de la Secretaría de Educación Pública, expuso su producción en las más reconocidas galerías de arte de Nueva York y su virtuosismo se hizo de numerosos galardones, entre los que se cuentan:
- Denominación de Hijo Predilecto por el gobierno de Oaxaca (1972).
- Gran Premio de Pintura de la II Bienal de Sao Paulo, Brasil (1953).
- Premio Nacional de Ciencias y Artes en Bellas Artes de México (1964).
- Reconocimiento como Oficial de la Orden de la Legión de Honor de Francia (1970).
- Doctor Honoris Causa por las universidades de Manila, en 1974 y la Nacional Autónoma de México, en 1979.
- Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República (1988).
- Miembro honorario del Colegio Nacional (1991).