El carnaval de Rio de Janeiro desafiará a Bolsonaro este año

Celebrarán la diversidad racial y rescatarán héroes indígenas. Foto: AFP

En medio de la ola conservadora que llevó al ultraderechista Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil, el carnaval de Rio prepara una edición de desfiles irreverentes que reivindican el papel de las mujeres, los negros y los indios en la historia del país.

Las tradicionales "escolas" que desfilarán en la avenida Marqués de Sapucaí del Sambódromo enfrentan además otro año de restricciones presupuestarias por parte de las autoridades locales.

Mangueira: el lado B de la Historia, con Marielle

Los versos de Mangueira, una de la agrupaciones más tradicionales de la ciudad, campeona por última vez en 2016, pretenden contar "la historia que la Historia no cuenta", la de aquellos héroes "populares" vencidos en su lucha y poco mencionados en los libros escolares.

"La narrativa tradicional eligió sus héroes, seleccionó los hechos, irguió monumentos, bautizó calles y avenidas y así nos quedamos con quien ganó. Indios, negros, mulatos y pobres no se convirtieron en estatuas. Sus nombres no aparecen en las pruebas escolares", alegó el idealizador Leandro Vieira al develar la trama del desfile.

Así, Mangueira rescata nombres poco conocidos, como el de la guerrera negra del siglo XVII Dandara o de los rebeldes indígenas Carirí; y afirma que la colonización portuguesa en Brasil fue "más invasión que descubrimiento".

También homenajea a la concejala negra Marielle Franco, firme defensora de los derechos humanos en las favelas de Rio, acribillada a balazos en marzo del año pasado.

Portela de "alta costura" con Jean-Paul Gaultier

Portela, otro peso pesado en el carnaval carioca, homenajea este año a la cantante brasileña Clara Nunes, ícono musical de los años 70 y primera artista de su época en defender públicamente a través de sus canciones, indumentaria y discurso las religiones afrobrasileñas.

La escuela del barrio Madureira, que cumple 96 años en abril, ultima los disfraces y carros alegóricos en su inmenso galpón en la Ciudad de la Samba, donde guarda el mayor secreto: los trajes diseñados por el francés Jean-Paul Gaultier junto a la directora creativa de Portela Rosa Magalhaes.

El artista de alta costura, que no podrá participar del desfile por motivos de salud, firma dos figurines (uno masculino y otro femenino) que vestirán 120 miembros de la escuela en un sector que recrea la obra "Carnaval en Madureira", de la pintora brasileña modernista Tarsila do Amaral.

Cortes de dinero público

Desde que el expastor evangélico Marcelo Crivella asumió las riendas de la ciudad en 2016, el dinero que la alcaldía destina a cada escuela se redujo a la mitad. Faltando cinco días para los suntuosos desfiles, los grupos habían recibido apenas la mitad de los 500 mil reales (alrededor de 2 millones 548 mil pesos) que les corresponden, según Perucci.

Pero el recorte de recursos no basta para desanimar a las escolas de samba, instituciones casi centenarias. En un país que acaba de dejar atrás una severa crisis económica y un extenuante proceso electoral, el carnaval continúa siendo un ritual sagrado de catarsis colectiva.

"El desfile es como si fuese la Copa del Mundo. Somos solidarios con las tragedias, el carnaval no puede aislarse [de la realidad]. Al fin y al cabo, todas las personas que desfilan son trabajadores, padres de familia, pero una vez al año, todos quieren divertirse. Si dejásemos caer la bola, nunca hubiéramos tenido carnaval", reflexiona.

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