Este coche circula por una carretera estrecha y llena de curvas al sur de China; a un lado montaña y al otro acantilado.
El conductor logró percatarse a tiempo que había rocas en el asfalto, por lo que su prudencia y sus reflejos lo salvaron de ser aplastado. La pared de la montaña se vino abajo y dejó completamente bloqueada la carretera.