Cárcel uruguaya desarrolla sistema propio de empresas

Foto: AFP

Al llegar a la cárcel de Punta de Rieles, en el este de Montevideo, en Uruguay, nada delata lo que esconden los muros y alambrados. Una vez adentro, se encuentran una panadería, una pizzería, fábricas de bloques y ladrillos, artesanos moldeando figuras en yeso o un invernadero de lechugas.

Cada uno de estos emprendimientos tiene como responsables a los presos, que pueden mantenerlos funcionando una vez cumplan sus condenas si están dispuestos a regresar cada día al lugar en el que alguna vez estuvieron recluidos.

Se trata de un programa de reinserción social que abarca a detenidos por las más diversas causas, excepto por delitos sexuales.

En un sistema carcelario como el de Uruguay, que con una población de 3.5 millones de habitantes tiene a 10 mil personas privadas de libertad, los casi 700 internos de Punta de Rieles representan un porcentaje importante para un establecimiento de tipo "modelo".

Los presos llegan allí a base de buen comportamiento y "mucho escribir" pidiendo su traslado.

Su producción, al igual que la de otros de sus compañeros, se vende a familiares de los presos y también a revendedores. Así los reclusos obtienen su paga, que les es depositada en una cuenta interna.

La mayor parte del dinero va para su familia y el resto se lo entregan en forma de "vales" que intercambia por productos fabricados por otros presos.

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