Al cumplirse dos meses de la desaparición del submarino argentino ARA San Juan, las autoridades de ese país y el grupo internacional que en un momento se sumó a la búsqueda, siguen sin tener pistas sobre su ubicación, generando una gran cantidad de interrogantes sobre la zona en que se ha desarrollado la operación de búsqueda multinacional, sobre la eficacia de los equipos utilizados y ahora, sobre cómo encararía Argentina las tareas de rastreo si cesara la ayuda extranjera.
En su momento, el operativo para hallar el submarino con 44 tripulantes a bordo llegó a contar con la participación de 18 naciones, aunque ahora solamente Rusia colabora en la búsqueda, que se desarrolla en un área de cuatro mil kilómetros cuadrados.
No obstante, entre familiares y autoridades argentinas ahora crece el temor a que Rusia abandone la búsqueda, ya que aporta modernos aparatos de visualización, pese a lo cual la localización del submarino parece cada día más difícil.
Ante la posibilidad de que el gobierno ruso retire su apoyo en la búsqueda, la Armada y el Ministerio de Defensa de Argentina evalúan alternativas para conseguir equipamiento que permita proseguir las tareas de localización, por lo que ya han solicitado presupuestos a cinco empresas distintas, de las que cuales no se han dado detalles.
A través de una carta emitida hace unos días, familiares y amigos de la tripulación solicitaron al presidente ruso Vladimir Putin que los siga apoyando en esta búsqueda hasta el final .
De hecho, al cumplirse los dos meses de la desaparición se congregaron ante la embajada de Rusia en Buenos Aires para reiterar el pedido, apoyados con banderas argentinas y rusas, aseguraron venimos a darle las gracias a Rusia. Pedimos que siga, que no se retire .
Aunado a ello, el gobierno del presidente Mauricio Macri promulgó el lunes la ley que contempla la creación de la comisión bicameral del Parlamento, la cual investigará la desaparición del sumergible y las acciones desplegadas por el Estado para encontrarlo, así como el desempeño de la cooperación internacional.
La Armada y expertos atribuyen la falta de éxito de la búsqueda a un talud que se asemeja a una cordillera invertida con cañadones que van de oeste a este en la zona de rastreo. Por sus características, algunos objetos pueden ser detectados y otros quedar ocultos en enormes grietas.
Los buques rastreadores han empleado sondas, ecosondas multihaz y sonares de barrido lateral, así como magnetómetros, que detectan anomalías magnéticas. No obstante, ahora una de las hipótesis es que el submarino se hundió hasta al fondo, donde sufrió una implosión o colapso. En ese caso la energía se habría comprimido, generando una rotura hacia adentro.
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