El papa Francisco instó a varios sacerdotes y monjas a resistir el terrorismo de los chismes porque puede destrozar comunidades religiosas, en uno de sus habituales discursos improvisados para cerrar un viaje a Asia por lo demás tenso y lleno de equilibrismos diplomáticos.
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Como ha hecho en otras ocasiones, Francisco dijo a los religiosos reunidos en la iglesia del Santo Rosario de Daca que renunciaría su discurso preparado de ocho páginas y en lugar de eso les hablaría desde el corazón.
No sé si será mejor o peor, pero prometo que será menos aburrido. papa Francisco
El primer papa jesuita de la historia hizo reír a su público combinando los consejos paternales sobre cómo atender las vocaciones religiosas (con ternura) con amables advertencias sobre el caos que pueden crear las bombas de chismes cuando se combinan con la recluida vida clerical.
Francisco ha lamentado a menudo el daño que pueden causar los chismorreos a la Iglesia, donde los votos de obediencia, la estricta jerarquía y las comunidades cerradas pueden fomentar los celos y el resentimiento.
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Muchos de los asistentes asintieron mientras Francisco hacía una broma tras otra para transmitir su mensaje. Fue un final lleno de humor para un tenso viaje diplomático, en el que Francisco mantuvo un silencio público sobre la crisis de refugiados de los rohinya durante su estancia en Myanmar solo para abordarlo de frente en Bangladesh con un emotivo encuentro con varios refugiados.
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