El presidente turco, Tayyip Erdogan, advirtió a Rusia que "no juegue con fuego", luego del anuncio de represalia económica en contra de Ankara por el derribo de un avión de combate ruso esta semana.
Las relaciones entre los viejos antagonistas durante la Guerra Fría entraron en una renovada crisis tras el reciente altercado entre ambas naciones.
Durante su discurso en Bayburt, Erdogan calificó como de vital importancia las relaciones con Rusia; mencionó que su nación no quiere que las relaciones bilaterales sufran daño por lo que se dijo dispuesto a conversar con su homólogo, Vladimir Putin.
El mandatario turco reiteró su disposición al diálogo previo a la cumbre sobre cambio climático que se celebrará la próxima semana en París. La discusión sería bien recibida por Estados Unidos y la Unión Europea, que temen que la disputa haya sido una distracción de la lucha contra militantes del grupo Estado Islámico en Siria.