Así, sin temblar, con una cámara y un palo de selfie se hizo una foto en el símbolo parisino por excelencia: la Torre Eiffel, pero con un alto grado de riesgo.
Es sorprendente cómo este joven pasea con soltura por un sitio por donde cuesta a veces hasta mirar.
La locura por el riesgo y por el más difícil todavía con tal de dejar el sello empieza a ser preocupante la cifra de fallecimientos por tratar de llegar más lejos, más alto y más difícil que nadie.