Este hombre ha vivido solo durante 22 años en las profundidades del Amazonas, en Brasil. Expertos de la National Indian Foundation (Funai) de aquel país creen que este solitario hombre tiene más de 50 años de edad y es el único sobreviviente de su tribu.
El indio del agujero , como también es conocido este hombre, habita la zona de la Rondônia y, de acuerdo con la Funai, pertenece a una de las tribus originarias que fue aniquilada en la década de los años 80 debido a la tala de madera furtiva en aquel lugar.
- Esta explotación ilegal de recursos naturales, causada por madereros, granjeros y otros grupos, provocó sucesivos ataques a los pueblos indígenas. La última agresión hacia los indígenas ocurrió en 1995, y fue la responsable de conducir a la extinción de todo el grupo. El único sobreviviente fue este hombre del que se confirmó su existencia hasta 1996.
A partir de saber de su presencia, el Gobierno realizó algunos intentos de contacto que resultaron inútiles debido al rechazo del hombre. El último intento de acercamiento ocurrió en 2005, cuando hirió a un oficial de la Funai con una flecha.
Desde entonces, sólo ha sido monitoreado a la distancia y apoyado con herramientas y semillas para plantío, que son dejadas en lugares donde pasa frecuentemente. En 2012, fueron registrados algunos cultivos de maíz, papas, plátano y papaya plantados por el indígena, quien se cree, vive básicamente de esos alimentos y de la caza.
Integrantes de la Funai han quedado maravillados ante la capacidad de sobrevivir que tiene El indio del agujero , ya que a pesar de ser desconocido, haberlo perdido todo, como su pueblo y sus prácticas culturales, le fue posible vivir y resistirse a aliarse con la sociedad.
Colonización en Brasil
La historia de este hombre está estrechamente ligada a la historia de la región de la Rondônia, la cual es conocida por los procesos violentos que vivieron sus nativos a causa de los colonizadores que habitaron este sitio para explotar sus recursos naturales, y que trajeron por consecuencia el asesinato y expulsión de las poblaciones indígenas de Brasil.
- A pesar de ser reconocido por los expertos como el máximo símbolo de resiliencia y resistencia , él también es evidencia de un genocidio en tiempo real, que implica la perdida, para siempre, de personas, su historia y conocimiento.
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