Exhiben obras de arte de prisioneros yihadistas en Nueva York

La exposición Oda al mar muestra el arte de yihadistas prisioneros de Guantánamo.

Un barco en miniatura de cartón con velas hechas con una camiseta y cuerdas sacadas de la gorra de oración. Un cuadro de una mezquita a orillas del mar o de una amenazante Estatua de la Libertad: obras hechas en la prisión de Guantánamo que se exhiben en la exposición Oda al mar, en Nueva York.

El John Jay College of Criminal Justice presenta hasta el 26 de enero obras de arte que ofrecen "una conexión directa" y muy inusual con ocho supuestos yihadistas de Guantánamo, la cárcel simbólica de la guerra contra el terrorismo y de los excesos cometidos en su nombre, explica Erin Thompson, una de las curadoras.

El mar como inspiración

El mar no sólo alimenta los sueños y pesadillas de los detenidos sino que también es un tema aceptable para la censura, que rechaza obras "con contenido demasiado político o enojo", dice la curadora de la exposición.

De las 30 obras expuestas, una firma, la del yemenita Muhammad Ansi, se repite 16 veces. Liberado y transferido a Omán en enero de 2017, fue uno de los impulsores de esta exposición. Durante sus primeras reuniones, Ansi habló largamente sobre los talleres de arte penitenciario, lanzados en 2009, preguntando si sus obras podrían verse en el exterior.

Detenidos "demonizados"

Fue así como nació la idea de una exposición. Otros prisioneros o exprisioneros que salieron de Guantánamo con sus obras, pidieron sumarse.

Estos hombres han sido "demonizados", considera Beth Jacob, y esperan con la exposición dejar de ser considerados "lo peor de lo peor" para pasar a ser "personas con sentimientos y emociones, que aprecian la belleza. Es casi un llamado a ser comprendidos".

Para algunos detenidos, la exhibición es también una oportunidad para "reafirmar su existencia", sostiene Ramzi Kassem, un profesor de derecho también muy activo en Guantánamo.

Amenaza para el Pentágono

El Pentágono reaccionó y prohibió la salida de los trabajos realizados en Guantánamo, mientras se "reevalúa la política" vigente, dijo el portavoz Benjamin Sakrisson, pues ignoraba que las obras de arte de los detenidos, consideradas como pertenecientes al Estado estadounidense, "podían ser vendidas", justificó.

Para Ramzi Kassem, las ventas de las que habla el Pentágono son solo un pretexto: "Desde el momento en que los prisioneros se expresan y pueden demostrar que son seres humanos como todo el mundo (...), son una amenaza", afirma. "Eso contradice el discurso que justifica no solo Guantánamo, sino toda la guerra contra el terrorismo".

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