La "casa de Júpiter" emerge 2 mil años después de las cenizas de Pompeya

Hace 2 mil años el volcán Vesubio destruyó las ciudades de Pompeya y Herculano. Foto: Parco Archeologico di Pompei

Entre las cenizas que cubrieron la antigua ciudad romana de Pompeya, ubicada en el sur de Italia, tras la erupción del Vesubio, fue descubierto un impresionante palacio decorado con unos frescos propios del primer estilo ornamental de la ciudad que fue denominado la casa de Júpiter.

En el año 79 una erupción del volcán Vesubio destruyó las ciudades de Pompeya y Herculano, dejando un saldo de 5 mil muertos y las ciudades sepultadas por ceniza y lava, casi dos milenios después las excavaciones siguen descubriendo tesoros.

El nuevo tesoro, la casa de Júpiter muestra la riqueza del esplendor de la vieja Pompeya, las cenizas solidificadas con el paso de los siglos han conservado los impresionantes frescos con los que los pompeyanos decoraron los muros de esta próspera urbe frente al Golfo de Nápoles. 

  • Los arqueólogos concluyeron que el edificio está dedicado a Júpiter, el máximo dios romano, al hallar una representación suya en un pequeño altar.

Según los arqueólogos, las pinturas de esta mansión, compuesta por un atrio central rodeado de habitaciones lujosamente decoradas y por un largo callejón con balcones y una columnata, se realizaron uno o dos siglos antes de la erupción. Por lo que eran prácticamente el tesoro "vintage" de su célebre dueño: el rico senador Marco Nonio Balbo. Un hombre culto y consciente del valor del arte centenario, que en la época de Augusto (27 a. C. - 14 d. C.) hacía las delicias de la aristocracia romana, a juzgar por la decoración de su residencia pompeyana. 

Una estética que no se encuentra en ninguna otra urbe romana de Italia y, sin embargo, está presente en las paredes de la Casa de Júpiter de Pompeya, con lastras pintadas en colores vivos como el rojo, el negro, el azul, el amarillo o el verde. Se conserva además la parte superior del muro, decorada con una ancha cenefa con molduras en estuco blanco. 

En los alrededor se han encontrado numerosos fragmentos que se cree que pudieron formar parte de un friso dórico con ornamentos en rojo y azul que coronaba el atrio del edificio.

En sus muros también se representan figuras geométricas, aves como el pavo real, helechos o ramas con flores. Los arqueólogos consideran "muy probable" que la casa mantuviera esa decoración, propia del periodo entre el siglo III y el I a.C, para los espacios más nobles y de representación del palacio, pues en otras casas fue sustituida por frescos y estilos más modernos.

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