Un sistema de tormentas que los meteorólogos consideran es "especialmente peligroso" dejó siete muertos y decenas de heridos a su paso por el sur del país.
Además, las tormentas de tipo primaveral combinadas con temperaturas inusualmente cálidas fueron una receta perfecta para causar daños. Decenas de autos, viviendas y negocios fueron destruidos.
La línea de tormentas se desplazó hacia el este con lluvias intensas y relámpagos en Georgia y las Carolinas, aunque se redujo la amenaza de tornados. Desde Alabama hasta Nueva York, predominaron temperaturas superiores a los 20 grados Celsius.
Desde Mississippi hasta Michigan, miles de personas carecían de energía eléctrica.