La policía israelí acusó al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, de corrupción y de acuerdo con la declaración oficial, existen pruebas suficientes para procesarlo por soborno, fraude y abuso de confianza en dos casos diferentes.
De inmediato, el gobernante de 68 años, convocó a un mensaje televisivo donde negó las acusaciones y aseguró que se mantendría en el cargo ante los llamados de la oposición a que renuncie.
El primer ministro calificó las acusaciones de infundadas y opinó que "terminarán en nada".
¿De qué se le acusa?
Uno de los cargos pone la mira en una supuesta alianza de Netanyahu con el periódico más importante de Israel para que el diario le diera buena cobertura a su función como jefe de gobierno.
Presuntamente, el primer ministro le prometió a Arnon Mozes, el editor del Yediot Aharonot, que lo ayudaría a controlar a una publicación rival a cambio de artículos positivos sobre el gobierno.
La segunda acusación se centra en un reclamo de que Netanyahu recibió regalos por un valor de al menos 283 mil dólares del magnate de Hollywood Arnon Milchan y otros partidarios.
Los regalos incluían champán y cigarros, y fueron entregados a cambio de ayuda para obtener una visa de Estados Unidos.
La declaración policial asegura que Netanyahu, después de recibir los obsequios, presionó para la aprobación de la Ley Milchan, que buscaba que los israelíes que vuelven a vivir a su país de origen después de residir en el extranjero estuvieran exentos de pagar impuestos durante 10 años.
Pese a las presiones del primer ministro, la propuesta fue bloqueada por el Ministerio de Finanzas.
La policía considera que Netanyahu también es sospechoso de fraude y abuso de confianza en un caso que involucra al multimillonario australiano James Packer.
El Canal 10 de Israel informó en diciembre pasado que Packer les confesó a los investigadores que les había dado regalos al primer ministro y a su esposa.
¿Qué pasará ahora?
La decisión final sobre si el primer ministro debe enfrentar un proceso judicial la debe tomar el fiscal general, aunque el veredicto puede tomar meses.
La decisión puede conllevar profundas consecuencias políticas.
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