Las exequias por el sacerdote católico asesinado hace una semana por dos yihadistas en su iglesia en Normandia, Francia, tuvieron lugar este martes en la catedral de Ruán en una atmósfera de recogimiento y entre fuertes medidas de alta seguridad.
El féretro, llevado por cuatro personas, fue ingresado al templo precedido y seguido por una procesión de prelados ataviados en blanco y violeta, colores del duelo.
"He venido para mostrar mi solidaridad con la comunidad cristiana. Es un deber. Estamos aquí por la buena convivencia" Hassan Houays, profesor musulmán de matemáticas.
Unas dos mil personas, en el interior de la catedral gótica, y en el exterior, pese a la lluvia, acudieron para rendir homenaje al padre Jacques Hamel, de 85 años, degollado mientras celebraba una misa matinal para cinco feligreses.