El plan era estafar a la compañía de seguros hundiendo su automóvil para obtener más dinero que revendiéndolo.
Parecía que todo estaba en orden y que nada saldría mal. El propietario del Jaguar en China planeó todo para estafar a la compañía de seguros, hasta en el plan incluyó a su novia, que fue copartícipe. Sin embargo, el plan no incluía la muerte del dueño del auto de lujo.
El Jaguar tenía un seguro por unos 75 mil dólares; y el modelo, un valor en el mercado de 60 mil dólares. El hombre asiático simularía un accidente de tráfico, del que culparía a su novia que, según el plan, habría perdido el control del coche mientras conducía para acabar en un río.
Llevó el auto a la orilla de un río de la ciudad de Wenling, provincia de Zhejiang. Después, controlando el coche a distancia desde su teléfono, lanzó el Jaguar a la corriente. Lo siguiente fue meterse en el agua junto con su novia: ella habría de salir de inmediato, mojada; Li tenía que recoger del vehículo hundido un dispositivo que podía incriminarlo y frustrar la estafa.
Según el plan, la mujer debía llamar a las autoridades una vez Li estuviera en tierra firme. Sin embargo, el estafador no regresaba. Después de un rato largo de espera, la chica empezó a preocuparse hasta que decidió pedir ayuda. Los residentes que acudieron a auxiliar a la mujer sacaron a Li del agua, pero cuando llegaron los médicos no había nada que hacer para salvarle la vida.
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