Un 10 de mayo con el monumento a la madre colapsado

Está cercano el 10 de mayo, pero en esta ocasión la Ciudad de México lo conmemorará sin la primer escultura moderna en homenaje a las madres mexicanas; el Monumento a la Madre, debido a que aún se encuentra en restauración después de quedar en pedazos por el temblor del 19 de septiembre de 2017.

Luego del daño sufrido, el gobierno de la capital del país ordenó su restauración, trabajo que quedó a cargo del despacho de arquitectos Megarquitectos y del artista Pedro Ponzanelli, quienes informaron en entrevista a Uno TV que la pieza estará lista para finales de junio del presente año.

  • Si bien en el 2018 no se tendrá finalizada la restauración, el gobierno de la delegación Cuauhtémoc informó que la plaza del monumento y el Jardín del Arte serán reabiertos a finales de mayo y junio respectivamente.

El precio de la restauración

El costo de la remodelación del espacio que resguardará nuevamente al Monumento a la Madre asciende a más de 150 millones de pesos. En cuanto a la escultura caída y dañada, ni SEDUVI, ni el gobierno de la delegación Cuauhtémoc, o la empresa de arquitectura a cargo han podido aclarar a detalle a cuánto ascenderá el trabajo; sin embargo, se estima que costará alrededor de 20 millones de pesos.

La historia del Monumento

  • La historia de la celebración a las madres en México data de 1922 cuando el entonces Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos y el periodista Rafael Alducin, buscaron rendir homenaje en un día especial.

22 años después de fomentar este día, el presidente Manuel Ávila Camacho en busca de continuar con lo que sería una tradición, colocó la primera piedra de una escultura que terminaría inaugurando Miguel Alemán Váldes en 1949. La figura fue el cierre de un proyecto arquitectónico que componía una plaza y el Jardín del Arte.

La responsabilidad de la arquitectura del espacio que resguardó al Monumento a la Madre, la tuvo José Villagrán García, mientras que las esculturas fueron responsabilidad del artista mexicano, Luis Ortíz Monasterio, y las cuales están integradas por un  hombre con rasgos indígenas que se encuentra escribiendo, una mujer con una mazorca de maíz como símbolo de la fertilidad y una madre con su hijo en brazos.

Tres piezas artísticas que desde finales de los años cuarenta hasta septiembre de 2017 fue referente y punto de encuentro de las colonias San Rafael y Renacimiento.

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