Escribanos: un oficio que se desvanece en México

Foto: AFP

Las máquinas de escribir producen música, así lo demuestra José Edith González cuando sus largos dedos golpean con fuerza el teclado blanquinegro de su Smith-Corona portátil, en la que escribe documentos impecables, lo mismo una carta de amor que un contrato de compraventa.

Junto con José Edith, un puñado de escribientes públicos se aferran al oficio en una de las plazas más emblemáticas de Ciudad de México, a pesar de que la última fábrica de máquinas de escribir cerró en 2011 y tampoco se producen cintas entintadas.

"No ha cambiado el trabajo, solo el volumen" cuenta el escribiente de 78 años de edad, quien añora la época cuando las filas de clientes lo obligaban a no comer y permanecer sentado hasta después de ponerse el sol. En estos días, el oficio "es bueno para trabajar pero no para vivir", dice.

En el otro extremo del portal, Romel Jaimes, de 61 años, espera algún cliente mientras lee el periódico en el lugar que heredó de su padre, también escribiente por cinco décadas. Estudió en la escuela primaria que está junto a la plaza. "A los 10 u 11 años ya escribía yo a máquina", cuenta con orgullo.

Consciente de que el trabajo de escribiente está en declive, también trabaja como impresor, uno más de los que abundan en esta plaza. Ese oficio se lo heredó a su hijo.

Más de este gran oficio: 

Qué opinas