En entrevista con Uno TV, Rosario Alfaro, directora de Asociación Guardianes, explicó que para erradicar la violencia en la sociedad es importante la etapa de la primera infancia, la cual tiene gran relación con la forma en que el ser humano aprende a relacionarse con las personas, genera empatía y aprende resiliencia.
La resiliencia no es otra cosa que la capacidad de convertir la adversidad en oportunidad; entonces cuando fortalecemos estas etapas y tenemos niños que son más resilientes, más empáticos y con una mejor autoestima, aunque sufrieran adversidades o cosas como la violencia, es más fácil que se recuperen de esta situación&.
La experta comentó que lo que no se hace antes de los seis años de edad después es mucho más difícil restaurarlo y repararlo; tenemos una sociedad sumamente violenta porque la gente que genera violencia está desconectada, no tiene empatía y no tiene resiliencia.
Si queremos que la violencia en nuestras calles pare, necesitamos invertir en la primera infancia; esta tan normalizada la violencia entre nosotros que pensamos que así es, que pensamos que sentirnos solos, que estar deprimidos, que tener ansiedad es normal y no, eso no es normal.
Violencia, elemento arraigado en la cultura mexicana
Rosario Alfaro reflexionó que los mexicanos tenemos en nuestra cultura y en nuestra forma de relacionarnos muy metida la violencia como una forma de educación, como una forma de corrección y eso es lo primero que tenemos qué quitar".
- El dato: de acuerdo con la experta, el 60% de los papás en México dicen que ellos en su primer infancia sufrieron alguna situación de violencia, lo que significa que sufrieron golpes o que vieron alguna situación violenta en casa.
Cuatro de cada 10 mamás y dos de cada 10 papás practican violencia: la nalgada, el coscorrón o alguna cosa similar, esto para educar o corregir a sus hijos y hay que decir que la violencia no educa nunca, destacó Alfaro.
Lo más importante es dar, durante la primera infancia, trato cariñoso, sensible y con ternura, y estar conectados con los niños y con las niñas sobre todo los primero tres años de edad. El ser bien tocados, el escuchar palabras de ternura en donde tus actos y tus palabras sean congruentes y en consonancia, eso va a ayudar a que los niños y niñas sean mucho más seguros, más autónomos, más fuertes.