La corrupción es un fenómeno mundial, aunque su magnitud es diferente, según cada lugar.
Hay países donde los actos de corrupción ocurren de manera aislada debido a que las sociedades son vigiladas y sus instituciones confiables.
En México, por ejemplo, la corrupción es sistemática y va acompañada de impunidad. El 51 % de los mexicanos afirma haber hecho el pago de algún soborno a algún funcionario público, según datos de Transparencia Mexicana.
Entre los países pertenecientes al grupo del G20, México ocupa el segundo lugar entre los más corruptos, sólo superado por Rusia.
Brasil, Indonesia, China, Argentina y Turquía son los que ocupan las siguientes posiciones, de acuerdo con los resultados del IPC 2018. Mientras que Canadá resulto ser el país mejor evaluado en la materia.
La gravedad en el tema de la corrupción exige un cambio inmediato, por lo que se requiere implementar tres líneas de acción:
- Compromiso explícito de líderes y gobernantes.
- Instituciones fuertes y bien fundamentadas con un marco legal consistente
- Ciudadanos activos, comprometidos y motivados en lograr los cambios.
Ninguna entidad del país está exenta de la necesidad de fortalecer sus instituciones de control a la corrupción, de vigilar y acatar las resoluciones de los órganos fiscalizadores y de investigación. Por eso, es necesario hacer compromisos de política pública y, desde la sociedad, para tener el control efectivo contra la corrupción en todo México.
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