Video muestra cómo nueva ola de sargazo invade el Caribe mexicano

El sargazo persiste en las costas del Caribe mexicano y se extiende por los principales destinos turísticos del país como Cancún, Tulum,  Holbox, Cozumel y Playa del Carmen.

Los que vienen a visitarnos, ven un poquito incómodo, lo que es el Sargazo aquí en la orilla, no se pueden bañar". Pedro Peraza, promotor de turismo

El gremio turístico estima que el sargazo podría causar pérdidas millonarias, ya que los visitantes esperan ver playas de arena blanca y aguas de color azul turquesa que caracterizan a esta zona de México.

No parece tan lindo como pensaba, y es un poco más difícil para caminar, y nadar con este Sargazo. Megan Johnson, turista estadounidense

Los empresarios intentan contener el sargazo usando sistemas de limpieza y barreras que detienen a la macroalga antes de llegar a la playa.

La Red de Monitoreo de Sargazo en Cancún estima que este año las costas de Quintana Roo recibirán un millón de toneladas de sargazo, un 600%  más que las 168 mil toneladas del 2018.

El sargazo comenzó a llegar de manera masiva a México en 2015 desde el "Mar de los Sargazos", ubicado en el Atlántico y en los últimos años su presencia en las costas mexicanas ha aumentado, hasta el punto de convertirse en una amenaza, pues no se desintegra fácilmente.

Despide un olor fétido y afecta al ecosistema acabando con el oxígeno del agua, matando peces, tortugas y pastos marinos. Al descomponerse en la playa despide ácido sulfúrico y arsénico que pone en riesgo mantos freáticos de agua dulce.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales afirma que el sargazo es consecuencia de la contaminación del planeta y el cambio climático y responde al incremento de nutrientes en el mar, al aumento de la temperatura del agua y al cambio de las corrientes marinas.

El sargazo en 2019

En enero pasado especialistas pronosticaron una llegada masiva de sargazo al Caribe mexicano. Además la Universidad de Florida, Estados Unidos, señaló que si la situación es similar a la de 2018, los daños al ecosistema y a la industria turística serán severos.

No tenemos idea de la capacidad de resiliencia del entorno ante este evento, y ya ha recibido mucha materia orgánica sin precedentes; la biogeoquímica de los sistemas está cambiando por completo. Brigitta Ine van Tussenbroek, investigadora

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