Banco Mundial baja crecimiento global, incluido el de México

Dichas condiciones también afectarían a la economía mexicana. Foto: Archivo / AFP

Por las tensiones comerciales, la inquietud en los mercados financieros y una desaceleración marcada de lo previsto en varias economías, el Banco Mundial recortó este martes sus pronósticos para la economía global en 2019 en los cuales no están exentos los capitales latinoamericanos.

Según las proyecciones de la institución, el crecimiento mundial va a desacelerarse a 2,6% este año, 0,3 puntos por debajo que lo proyectado en enero, para alcanzar un 2,7% en 2020, un nivel también 0,1 puntos por debajo de lo calculado por la institución en su informe emitido a principios de este año.

Los aranceles de EU a México

El organismo destacó condiciones complicadas para América Latina; por ejemplo, en el caso de México, luego de las amenazas de Estados Unidos de imponer aranceles del 5% a todos los productos de este país, la entidad redujo su pronóstico de crecimiento para 2019 a 1.7%, luego de que lo bajara a 2%, previamente.

En tanto que dejó sin cambios las previsiones de crecimiento para Estados Unidos, proyectando una expansión de 2,5% este año pero recortó drásticamente las de la zona euro, a un 1,2%, una reducción de 0,4 puntos. 

En lo general, la institución espera una recuperación modesta en los próximos dos años, según los datos de sus pronósticos semestrales, que cuentan con que haya una mejora en el panorama global para entonces. 

¿Quién puede estabilizar los números?

Ayhan Kose, director del área de perspectivas del Banco Mundial, dijo que el camino que van a tomar los responsables políticos en esta encrucijada va a determinar si el crecimiento mundial se estabiliza en los próximos meses o si la desaceleración se profundiza más. 

Los responsables necesitan actuar con un sentido de urgencia para reducir la incertidumbre, tomar pasos para mejorar la confianza y desplegar políticas que promuevan el crecimiento y la estabilidad", dijo el experto. 

  • En el panorama actual, para el economista, la cuestión es si apretar o no "el botón de pánico". 

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