Ramón López Velarde, el “poeta de la patria” en letras de oro

El embajador de México en el Vaticano, Alberto Barranco reflexiona sobre la vida y obra del poeta mexicano Ramón López Velarde, a propósito de que el Senado de la República colocará en la cámara su nombre en letras de oro, seguido del calificativo “Poeta de la patria”, con motivo de que este 19 de junio se cumplen 100 años de su muerte.

“Podríamos decir que Ramón López Velarde, desde abril del año de 1921, dos meses antes de su muerte se había consagrado como poeta nacional al entregar con motivo justamente del centenario de la consumación de la Independencia su poema más extenso pero también, el más intenso y el más sentido: ‘La Suave Patria’”.

“Aquel que evoca a Cuauhtémoc, que evoca a San Felipe de Jesús, que evoca a aquellos olores, aquellos sabores y aquellos primores del inicio del siglo XX”, describe nuestro colaborador.

“También podemos hablar de cómo él sentía la profundidad de las cosas que le dan sustento a la patria”.

Sobre la vida del poeta, Barranco señala que “Ramón López Velarde tenía una inclinación por visitar los panteones”:

“Él se iba al panteón francés de La Piedad, donde junto con la última musa que tuvo, Margarita Quijano, caminaba entre las veredas leyendo los epitafios pero también hablando de las cosas que de alguna forma daban profundidad a su vida, a su infancia, su paso por el Seminario, su carrera de abogado”.

Y sobre su muerte, narra lo ocurrido en lo que el experto califica como “día trágico”:

 “Él había ido al teatro al centro de la ciudad que tanto conocía y recreaba en sus textos. Había terminado, ido a cenar y después en compañía de un amigo se caminó a su casa; un recorrido no tan largo pero sí difícil cuando estamos hablando de una noche fría”.

“Al llegar a la casa”, continua Barranco, “tenía escalofríos, tenía calentura y el doctor diagnosticó bronconeumonía fulminante, tan fulminante que le costaría la vida”.

Según el embajador, “Ramón López Velarde reposaría originalmente, justo en el panteón donde iba a pasar y caminar en las tardes, pero posteriormente a sus 75 años de su nacimiento fue trasladado a la rotonda de personas ilustres”.

Se dice que López Velarde murió de una enfermedad secreta que se juntó con la bronconeumonía, pero de acuerdo con Alberto Barranco, “lo que menos interesa es eso frente a la profundidad de su obra”, por lo que invita a los lectores a examinar su obra.

“Ramón López Velarde, un poeta romántico sí, pero al mismo tiempo profundo. Un poeta espiritual, un poeta que conocía las entrañas de México, sabía de sus cosas, sabía de sus secretos, sabía de sus verdades y las recreaba”.

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