Claudia Sheinbaum se enfrenta a su primera gran decisión como morenista
El partido en el poder atraviesa una de sus primeras sacudidas políticas bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum. El estilo de liderazgo de la nueva mandataria contrasta con el de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien imponía decisiones con autoridad vertical. “Con López Obrador se pegaba en la mesa y se resolvía”, dice Javier Solórzano en este análisis.
En las últimas semanas, figuras clave de la élite morenista han sido señaladas por realizar viajes costosos al extranjero, entre ellos Mario Delgado, el hijo del presidente, Fernández Noroña y los Yunes, estos últimos implicados en la controvertida aprobación de la reforma al Poder Judicial.
Los destinos elegidos —Europa, Japón, Capri— y las justificaciones ofrecidas han generado indignación pública y evidenciado un desfase entre el discurso austero y la vida de algunos líderes del partido.
“No se trata de prohibir los viajes. Se trata de la incongruencia”, afirma Solórzano.
Estos personajes tienen algo en común: una línea directa con López Obrador. Pero ahora, quien debe tomar decisiones es Sheinbaum.
Por lo que la presidenta está ante su primera gran decisión interna. La base del partido observa, la oposición está desarticulada y el capital político de Sheinbaum comienza a medirse no por su popularidad, sino por su capacidad de imponer orden dentro de Morena.
El dilema está claro: o se marca una nueva etapa, con consecuencias reales para quienes violan los principios de la 4T, o se corre el riesgo de que el partido reproduzca las peores prácticas del pasado.
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