La pérdida del territorio ante la violencia organizada en México

Javier Solórzano habla sobre el avance de los grupos criminales en diversos estado del país a través de la violencia que ejercen y destaca que quien gane las próximas elecciones debe tener claro cómo recuperar estas zonas que ahora están en poder de los criminales.

El periodista destaca que hay muchos estados de la República donde se están intensificando los hechos violentos a través de grupos delincuenciales que han mostrado gran poder y presencia como en Guerrero , Sinaloa, Zacatecas, Michoacán, San Luis Potosí, Sonora, Colima, Estado de México, Chiapas, etc.

“Uno podrá decir que está muy claramente focalizada pero el asunto es el efecto expansivo que tiene, en especial en el tema de la territorialidad;  en la medida en que estos grupos se hacen fuertes en algunas zonas controlan el territorio. Por ejemplo el asunto de Culiacán de manera muy simplona dice el gobernador son cosas que pasan pero lo que acabó sucediendo es que si nos atenemos a la hipótesis del Presidente que son bandas delincuenciales que están peleando, no se pueden minimizar”.

Javier Solórzano

El periodista señala que hay otro elemento más complejo que es que las autoridades piden a la población que ha sido víctima del crimen que hagan sus denuncias.

“Usted cree que una señora que la sacaron de su casa con sus dos hijos en Mazatlán o en Culiacán y se la llevan dos días, imagínense todo lo que asustan. Las autoridades dicen que no denuncian, imagínese cómo van a denunciar”.

Javier Solórzano

Solórzano explica que quien gane las elecciones lo primero que tendrá que hacer es tener claro cómo le va hacer para recuperar territorios en Michoacán, Guerrero, San Luis Potosí, Zacatecas, Baja California, Tabasco, Sinaloa, Veracruz, Chiapas y donde sea necesario.

“Entonces ahí sí, por más que me digan que bajó la violencia a 3.4, le diría yo el asunto está en que estamos en un problema mayúsculo, porque lo que significa tener el control de territorio significa tener la gobernabilidad, el control de los gobernantes, que los acaban poniendo y el temor de la ciudadanía; o lo peor que la ciudadanía acabe diciendo, de irme con el gobierno que no me da nada meterme con los narcotraficantes”.

Javier Solórzano

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