Huachicol fiscal revela colusión entre élites políticas y militares
Una profunda red de corrupción institucionalizada vinculada a la importación ilegal de gasolina ha salido a la luz, implicando a figuras del ámbito político, militar y empresarial. Esta práctica, conocida como huachicol fiscal, ha alcanzado niveles sin precedentes en México, afectando no solo a la economía nacional sino también a la seguridad del Estado.
“La importación ilegal de gasolinas, lo que es una de las definiciones del llamado huachicol, ha cobrado importancia inusitada en los últimos días”, señala Luis Rubio, dando paso a una serie de revelaciones inquietantes sobre la magnitud del problema.
El video denuncia que campañas políticas han sido financiadas con dinero proveniente del huachicol, y que es imposible que un negocio de tal escala funcione sin la participación activa de autoridades de diversos niveles. “Hay muchos políticos que están involucrados, hay muchos empresarios…”, se afirma, poniendo en evidencia el nivel de complicidad.
Uno de los aspectos más delicados es la mención de que el expresidente López Obrador (AMLO) habría entregado negocios estratégicos al Ejército y la Marina, no solo como estrategia de gobernabilidad, sino para evitar posibles golpes de Estado. “Me parece que una de las razones por las cuales AMLO le dio tantos negocios al ejército y a la marina fue porque… prefirió tratar de corromperlos”, expone Rubio.
El riesgo estructural de esta corrupción, según el análisis, es que se comprometa toda la cadena de mando y operación dentro de las corporaciones de seguridad del Estado. “El riesgo es que se corrompan todas las corporaciones… y eso tenga un efecto mucho más pernicioso para el futuro del país.”
Frente a la magnitud del problema, se plantea que la única solución viable sería a través de la cooperación con Estados Unidos, tanto para frenar el tráfico transfronterizo como para contener los efectos del huachicol en otras formas de crimen como la extorsión, robo de mercancías y trata de personas.
“México necesita un enfoque mucho más ambicioso de seguridad… el combate al huachicol por sí solo es insuficiente”, concluye Rubio, dejando claro que este no es un problema aislado, sino un síntoma de una enfermedad institucional mucho más grave.
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