Los 3 problemas de la elección judicial

| 15:13 | Luis Rubio | Uno TV

Luis Rubio habla de que en la elección del próximo 1 de junio, la ciudadanía mexicana está convocada a un ejercicio sin precedentes: elegir directamente a jueces, magistrados y ministros que conformarán el nuevo Poder Judicial, pero hay tres problemas.

A simple vista, el proceso parece una conquista democrática: más participación, más poder ciudadano, más justicia. Pero bajo esa superficie se esconde un mecanismo de control disfrazado de reforma.

Luis Rubio expone tres problemas clave que desenmascaran el verdadero rostro del nuevo sistema judicial promovido primero por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y continuado por la actual administración.

1. El sistema judicial necesitaba una reforma, pero no ésta

Rubio parte de una verdad difícil de negar: el Poder Judicial no funcionaba para el ciudadano común. Resolver un litigio era –y sigue siendo– un lujo reservado para quien puede pagar abogados costosos y navegar un sistema burocrático e ineficaz. La necesidad de una reforma era evidente. Sin embargo, la propuesta actual no apunta a corregir esa desigualdad, sino a disfrazar un proyecto de sometimiento como democratización.

2. El objetivo real: el control del Poder Judicial

La nueva estructura no está diseñada para facilitar el acceso de la sociedad a la justicia. Tampoco busca modernizar las instituciones frente a una economía y una ciudadanía más complejas. Su fin último, denuncia Rubio, es someter al Poder Judicial al Ejecutivo, desde la Suprema Corte hasta los juzgados de primera instancia. Una reforma no para garantizar justicia, sino para garantizar obediencia.

3. Un proceso electoral sin reglas, con resultado predeterminado

La elección judicial no sigue los principios básicos de una contienda democrática. Para Rubio, México había logrado, al menos, establecer reglas claras que generaban resultados inciertos, lo que definía la legitimidad del proceso. Hoy, en cambio, se impone un modelo de reglas cambiantes, diseñadas para producir un resultado inevitable: que ganen los candidatos avalados por Morena. No se trata de una elección, sino de una simulación.