¿Por qué hay desigualdad social en México?

El doctor Luis Rubio explica “por qué la desigualdad social es un fenómeno que caracteriza a México y es utilizado para politizar a la sociedad sin llegar a resolverse”.

Nuestro colaborador señala que la desigualdad social es un problema estructural de características complejas como el origen de las personas, la diversidad geográfica, étnica, política y social del país.

“Tenemos comunidades en la Sierra de Oaxaca que son casi impenetrables y que hacen difícil que haya la calidad educativa que se requeriría para romper con esto”.

México podría ser un país radicalmente distinto en 30 o 40 años, asegura el experto. | Foto: Cuartoscuro.

A esto, el experto añade las “dificultades en el acceso a los créditos y las diferencias en la calidad de las universidades”, y aclara que aunque esto no es exclusivo de México, lo que sí es particular del país es la “incapacidad o indisposición por hacer frente al problema que representa la desigualdad”.

“En México no se han desarrollado circunstancias y condiciones para que sea un país menos desigual”.

El doctor Rubio asegura que tal como ocurrió con China, con el cambio de dos circunstancias es posible terminar con la desigualdad en México:

“Una de ellas, es acelerando y promoviendo la instalación de inversiones privadas y públicas para que crezca la economía aceleradamente; mientras que la segunda es cambiar el enfoque en la educación y en la infraestructura de salud”.

El analista político asegura que “no es imposible resolver el problema de desigualdad social en México, pero parece que sí, porque hay muchos políticos que quieren que siga habiendo pobres para que sigan siendo dependientes de las dádivas gubernamentales”.

Y sostiene:

“Si en verdad se quiere acabar con la pobreza y eliminar la desigualdad, entonces se requiere una estrategia de inclusión social y eso no se logra a través de subsidios, sino de buenas condiciones de desarrollo económico y a través de la educación e infraestructura, sobre todo de salud”

Luis Rubio dice que “la suma de estos factores transforma a un país en no más de una generación o dos, es decir, en 30 o 40 años, México podría ser un país radicalmente distinto, pero eso dependería de dejar de crear clientales para que dependan siempre del gobierno”.

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