¿Zedillo regresa… o es solo un distractor útil?
Un meme reciente resume con humor político lo que podría ser una jugada estratégica de la Cuarta Transformación: “Sale Calderón, entra Zedillo”, como si se tratara de un cambio en la cancha del poder señala Luis Rubio.
El expresidente Ernesto Zedillo en el debate público “es un distractor muy útil” que permite a Morena “fortalecer la estructura, la estrategia, la ideología de Morena y de la presidencia”, al mismo tiempo que desvía la atención de temas urgentes como las reformas en materia de seguridad o los cambios en asuntos digitales, señala Rubio.
El periodista advierte que hay que ir más allá del ruido político y revisar lo que está verdaderamente en juego: la fragilidad estructural del sistema de gobierno en México. Según el periodista, esta crisis no es nueva y tiene raíces profundas que se remontan a la transición democrática de los años noventa.
Rubio recuerda cómo el politólogo Samuel Huntington, en plena Guerra Fría, se atrevió a comparar la estabilidad institucional de países tan dispares como Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Soviética, destacando que lo que hacía funcional a un gobierno eran sus instituciones, no su ideología.
En ese sentido, dice Rubio, “hoy en día tenemos en México una situación peculiar. Claramente el sistema de gobierno que tenemos no funciona”.
Rubio reconoce a Zedillo como un demócrata auténtico, pero le achaca una falla histórica: “Como gobernante dejó un problema muy serio porque le quitó los alfileres […] al sistema político, al sistema de gobierno y no lo resolvió”.
A partir de entonces, México ha operado sin un marco claro de gobernabilidad, lo que nos ha llevado a un presente de caos institucional, violencia e incapacidad gubernamental frente a los grandes retos del país.
