¿Aliados o amenaza? El dilema de los franeleros en la CDMX
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, ha puesto sobre la mesa un tema que divide opiniones: el control de los franeleros o viene-viene en las calles capitalinas. En su reciente columna, la periodista Martha Anaya abordó este debate desde una perspectiva ciudadana, confrontando la costumbre con la legalidad.
La mandataria propuso una iniciativa de ley que busca recuperar el espacio público, imponiendo hasta 36 horas de cárcel a quienes insistan en cobrar por apartar lugares en la vía pública. Para muchos, esto representa un intento legítimo por devolverle a la ciudadanía lo que es suyo.
Anaya recuerda que “hace unos 10 o 15 años, uno se indignaba realmente cuando veía que le ponían una cubeta o bloques de cemento para evitar que uno se estacionara”. Ese sentimiento de rabia ha cambiado. “No sé si solamente nos hemos acostumbrado a la existencia de los franeleros… o si realmente se ha convertido en una necesidad”, reflexiona la periodista.
En un giro inesperado, la inseguridad se vuelve un factor clave. “Uno se siente más seguro con un franelero por ahí cerca”, admite Anaya, subrayando lo paradójico del asunto: mientras legalmente el espacio es público, la sensación de seguridad convierte al viene-viene en un “guardián informal”.
“Si bien de entrada uno diría ‘claro que no tengo que pagar por estacionarme en la vía pública, es mi derecho’, también es cierto que hoy en día la inseguridad nos hace repensar esa situación”, concluye.
El debate está servido. Lo que antes era una clara violación al espacio público, hoy se entrelaza con una necesidad de seguridad. La iniciativa de Brugada plantea una solución legal, pero ¿resuelve el fondo del problema o sólo lo desplaza?
Los comentarios expresados en la sección de “Opinión”, son exclusivamente responsabilidad del autor, y no representan la línea editorial de UNOTV.