Entre lágrimas y críticas, Noroña se despide del Senado
Con la voz entrecortada, el puño en alto y a punto del llanto, Gerardo Fernández Noroña se despidió recientemente de la presidencia del Senado de la República. Para él, fue “el momento de mayor honor de su vida”, como lo expresó públicamente. Sin embargo, la periodista Martha Anaya ofrece una interpretación muy distinta y crítica sobre su paso por la Cámara Alta.
En su videocolumna, Anaya señala que, aunque Noroña se va con un discurso de orgullo, su gestión al frente del Senado dejó mucho que desear. Desde su óptica, el legislador pasó de ser un “líder social que vivía en las calles apoyando a la gente” a un funcionario distante, lleno de contradicciones, desplantes y actitudes autoritarias.
“¿Así lo recordaremos los demás?”, se pregunta Anaya, al referirse al comportamiento del legislador durante su gestión. Como ejemplo de lo que considera una transformación negativa, menciona el momento en que Noroña obligó a un ciudadano a ir al Senado a ofrecerle disculpas, tras un enfrentamiento verbal en una sala VIP del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
“Fíjense nada más la gran distancia entre aquel plebeyo, como él mismo se decía, y en lo que se convirtió”, comenta la periodista. Para ella, este episodio refleja una desconexión entre el discurso popular que lo caracterizó durante años y su actuación reciente como figura de poder.
Anaya también subraya que los aplausos estuvieron ausentes al momento de su despedida, especialmente por parte de sus opositores. Este hecho, dice, es muestra de que no se va con el respaldo unánime del Senado ni con la simpatía de todos.
La videocolumna concluye con una afirmación contundente por parte de la periodista:
“No creo que muchos lo vayan a extrañar”.
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