Cuando el poder se disfraza de justicia social
Pamela Cerdeira alerta de que lo que sucedió en Puebla con el gobernador Alejandro Armenta debería alarmarnos a todos, más allá de las filiaciones políticas.
El intento de expropiar tierras privadas, justificado en nombre de una supuesta política social para construir viviendas para policías y luego para madres solteras, no es un acto de justicia: es una advertencia.
De acuerdo con Pamela Cerdeira, el gobernador pidió a empresarios locales la donación de dos hectáreas de sus propiedades. Al no obtenerlas, no dudó en recurrir a la amenaza: si no las regalaban, él expropiaría cuatro.
La narrativa oficial hablaba de beneficiar a quienes sirven al pueblo, pero las formas revelan otra historia, una mucho más peligrosa: el uso del poder para coaccionar, para forzar, para imponer.
Pero detrás de esas causas justas puede esconderse algo más siniestro: la consolidación de un poder sin contrapesos, una narrativa que no admite crítica y una política que justifica el atropello si sirve a los fines del régimen. Hoy es una expropiación que no se concretó; mañana, ¿qué más podría permitirse?
Como pregunta Pamela Cerdeira al final de su intervención: “Con estos intentos de comportarse como reyes todopoderosos, ¿quién los va a detener?”.