Las palabras que el poder no quiere pronunciar
Pamela Cerdeira habla sobre cómo el término de “desaparición forzada” está vetado para el gobierno federal.
Hay palabras que pesan más que otras. Algunas se arrastran como piedras incómodas para los gobiernos. “Corrupción”, “impunidad”, “militarización”… y “desaparición forzada”. Esta última, en particular, se ha vuelto tabú para el actual gobierno, como señala la periodista.
El problema es que no se trata de un término retórico o de un debate semántico: se trata de una realidad que la Organización de las Naciones Unidas ha documentado y señalado con preocupación.
“La desaparición forzada es cuando la desaparición es cometida por el Estado”, explica Cerdeira. Y entonces la pregunta es inevitable: ¿cómo negar que esto sucede en México cuando, una y otra vez, los testimonios de las víctimas apuntan a que quienes se llevaron a sus familiares fueron policías municipales o estatales?.
La desaparición forzada no puede seguir siendo una palabra proscrita en el discurso político. Nombrarla es el primer paso para asumirla, entenderla y combatirla. Negarla, en cambio, es perpetuar la impunidad y revictimizar a quienes buscan, a quienes esperan, a quienes no se cansan de preguntar: ¿dónde están?.