A Guadalupe y Filiberto, dos trabajadores de la obra, la emergencia sanitaria los dejó sin ingresos; les cerró la puerta a su sueño de comprarse un hogar.
Irónicamente su creatividad les abrió una ventana en medio del encierro.
Con sus manos recortan, pegan, dan forma y edifican su nueva realidad… la cual construyen con casitas de cartón.
“En una ocasión me preguntaron que si yo era arquitecto, les digo no, para esto no se necesita arquitecto, se necesita coco”
Filiberto Arias, albañil
Comenzaron desde cero.
“Las hice ahí de recuerdos y de ahí me surgió hacerlas. El cartón, el foami, cascaron de huevo, palitos de paleta, silicón, eso es lo que se necesita, nada más”.
Guadalupe Miranda, albañil
Ahora, intercambian sus pequeñas casas por víveres.
“Dar algo de mí hacia la gente que me ayuda, no es mucho el valor pero lo hago de todo corazón con la gente que me ayuda”
Guadalupe Miranda, albañil
Michel reconoció su esfuerzo y pide ser empáticos con las personas, de ayudar, ayudar quien sea.
“Se me hace un trabajo hermoso, lleno de amor con sus nietos”.
Michel Tinajero, transeúnte
Ellos se encuentran en la esquina de la calle 16 y Ferrocarril de Cuernavaca en la Alcaldía Álvaro Obregón.
En cada casa que fabrican ponen sus esperanzas de que la pandemia termine. Lupita y Don Fili son la muestra de que pese a la adversidad siempre se pueden construir los cimientos de los sueños.