De la mano de su padre, a los siete años, Rafael aprendió a caminar en el bosque. Hoy, más de medio siglo después, es guardián de un árbol endémico.
“Es un árbol que aquí lo conocemos, por parte de nuestros papás, (como) ocote”.
Rafael Reyes Olvera | Brigadista forestal
El pino Moctezuma, como también se le conoce, llega a medir hasta 40 metros de altura. Pero ser un coloso no lo salva de la depredación, explica un brigadista forestal de la alcaldía Milpa Alta.
“El dañar la base de un árbol lleva a que lo debilitan, además provoca que no soporte las condiciones climáticas o algún otro fenómeno, como los temblores”.
José de Jesús Navella | Brigadista forestal
Y es que, afirma, es un tesoro.
“Estos árboles tienen la característica de que acumulan bastante resina, la cual la solidifican y es muy buen combustible. Su madera es muy es fácil de utilizar para la construcción de muebles”.
José de Jesús Navella | Brigadista forestal
Junto a un ocote herido, al que apunta de hachazos han carcomido el enorme tronco, Rafael explica su valor.
“Este árbol, tiene dos precios: la madera limpia, que es de un metro hacia arriba y tiene un precio por la calidad de primera. Luego la de segunda y la tercera es para combustible”.
Rafael Reyes Olvera | Brigadista forestal
José de Jesús y otros 40 brigadistas se mantienen en guardia permanente en Santa Ana Tlacotenco para evitar que los recursos del bosque capitalino sean talados y explotados.
“Lamentablemente, aquí el depredador es el hombre. Los que se dedican a vender carbón, ellos son los que venden porque para prender el carbón se necesita ese tipo de combustible”.
Rafael Reyes Olvera | Brigadista forestal