Rocío vive en una Unidad Habitacional en la Ciudad de México; a raíz del confinamiento por la contingencia sanitaria de COVID-19, las problemáticas vecinales subieron de tono.
“Hay un vecino que pone música a altas horas de la noche, de la madrugada, entre semana. Ha habido veces que le tienen que bajar el switch a su medidor para que puedan descansar un poco los vecinos”.
Rocío, vecina de Unidad Habitacional
El caso de Rocío no es aislado, Pylar es mediadora certificada por el Centro de Justicia Alternativa de la Ciudad de México y registró este fenómeno.
“Los usos de los espacios comunes, los ruidos, el del agua y los estacionamientos, son una cuestión fuertísima”.
Pylar Carrisoza| Mediadora en conflictos vecinales
Durante los meses de confinamiento los mediadores, públicos y privados, se han vuelto indispensables para dirimir esos conflictos.
Pascual Hernández es cibermediador y reúne a las partes virtualmente para alcanzar acuerdos. Generalmente es contratado por la parte que se siente agraviada.
“La mediación es una negociación asistida por un profesional. El mediador lo que hace es propiciar una comunicación eficiente, una comunicación en la que se escuchen efectivamente ambas partes”.
Pascual Hernández | Cibermediador en conflictos vecinales
Solamente en la capital del país, durante los seis primeros meses de confinamiento en la Procuraduría Social se registraron más de dos mil 500 quejas relacionadas con la convivencia vecinal.
“La gente explota y en muchos casos por conflicto de un ruido, del estacionamiento, ha llegado a un homicidio”.
Pylar Carrisoza| Mediadora en conflictos vecinales
Y a decir de los mediadores los conflictos no pararán, ni siquiera cuando termine la contingencia.
“En la Ciudad de México, más de cuatro millones de personas viven en unidades habitacionales y si las personas que vivimos en la Ciudad de México somos poco más de ocho millones, pues la mitad de la población vive en unidades habitacionales”.
Pascual Hernández | Cibermediador en conflictos vecinales
Pylar Carrisoza concluye que las personas nos dimos cuenta que “no estamos preparados a convivir, teníamos una vida muy de entrada por salida”.