Autos clásicos en miniatura: una pasión que crece en Cuba

Desde hace poco más de dos años, el Club Cubano de autos a escala Luis Carlos Wong se ha convertido en un refugio para los amantes de los coches en miniatura en La Habana, Cuba. El club, que lleva el nombre de su fundador, reúne a un creciente número de personas que comparten la pasión por coleccionar vehículos a escala. Desde modelos clásicos hasta piezas modernas de alta precisión.
Cada cierto tiempo, los miembros se reúnen en El Garaje, el Museo de Automóviles de La Habana, para exhibir sus pequeñas joyas. En la última exposición, los visitantes pudieron admirar coches, jeeps, camiones y autobuses en miniatura. Con escalas que van desde 1:18 hasta 1:64, siendo esta última la preferida por los coleccionistas.
La pasión por lo clásico y lo artesanal
José Hiram Martín, vicepresidente del Club, es uno de los entusiastas más destacados, con cerca de 300 vehículos en miniatura en su colección. Según Martín, el coleccionismo de autos a escala responde a la añoranza de poseer modelos reales que, en muchos casos, resultan inalcanzables para los aficionados cubanos.
Otro miembro relevante del Club es Lázaro Boza, un estomatólogo que inició su colección en 2012 durante una misión en Venezuela. Su interés por los autos en miniatura surgió de manera inesperada, pero hoy cuenta con unos 200 modelos de Hot Wheels, incluyendo tres modelos de Ferrari que destacaron en la famosa carrera de 24 horas de Le Mans.

Autos a escala: artesanía en cada pieza
Entre los expositores, destaca Juan Fernando Infante, un ingeniero mecánico de 63 años que elabora modelos a partir de materiales reciclados como plástico y resina. Infante, graduado en una universidad de Moscú en 1986, enseña modelismo en el Instituto Superior de Diseño Industrial. También trabaja en la creación de una grúa popular en Cuba basada en fotografías antiguas.
Club cubano sigue creciendo
Fundado en enero de 2023, el Club Cubano de autos a escala busca expandirse hacia el centro y el oriente del país, donde también existe interés por esta peculiar forma de preservar el patrimonio automovilístico de la isla.
La pasión por los autos en Cuba es innegable. No sólo destacan los vehículos clásicos que siguen rodando por las calles, sino también sus réplicas en miniatura que se han convertido en un tributo artístico a una cultura automovilística única en el mundo.




