Cáncer de ovario: qué es, factores de riesgo y síntomas

Cáncer de ovario
El cáncer de ovario es poco común. | Foto: Getty Images.

El cáncer de ovario es un problema de salud no sólo en México, sino a nivel mundial, y de acuerdo con la UNAM, en nuestro país el más frecuente de los cánceres ginecológicos es el cervicouterino que se da por una infección con el virus del papiloma humano, el cáncer que le sigue en frecuencia es de endometrio y en tercer lugar el de ovario.

Sin embargo, el cáncer de ovario, que cada 8 de mayo conmemora su Día Mundial, es el más letal que los otros dos tipos, pues ocupa el segundo lugar por causa de muerte ginecológica en las mujeres mexicanas.

Por su parte, los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH) indican que el cáncer de ovario es un tipo de cáncer poco común y causa más muertes que otros cánceres del sistema reproductivo femenino. 

¿Qué es el cáncer de ovario?

El cáncer de ovario es una enfermedad en la cual las células anormales del cuerpo comienzan a multiplicarse sin control. Se origina en los ovarios o en las áreas vinculadas de las trompas de Falopio y el peritoneo, indican los Centros para el Control de Enfermedades, también de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).

Los cánceres de ovario se presentan en una variedad de diferentes tipos de tumores. El tipo de tumor más común es el carcinoma seroso de alto grado, que ocurre en cerca del 70% de los casos de cáncer de ovario.

Infografía: UNAM

Factores de riesgo

Aunque no hay forma de saber si alguien padecerá cáncer de ovario, expertos de los CDC sostienen que algunas mutaciones, es decir, cambios en los genes, pueden aumentar el riesgo de cáncer de ovario. Por ejemplo, las mutaciones en los genes 1 y 2 de predisposición al cáncer de mama (BRCA1 y BRCA2) y aquellas asociadas al síndrome de Lynch pueden aumentan el riesgo de padecerlo.

Otros factores que pueden aumentar el riesgo de una mujer de padecer cáncer de ovario, son:

  • Ser una mujer de mediana edad o mayor.
  • Tener familiares cercanos (como madre, hermana, tía o abuela) maternas o paternas que hayan tenido cáncer de ovario.
  • Haber tenido cáncer de mama, de útero o colorrectal.
  • Tener endometriosis (una afección en la que el tejido que recubre el útero crece en otras partes del cuerpo).
  • No haber tenido hijos o haber tenido dificultad para quedar embarazada.

Además, algunos estudios indican que las mujeres que toman estrógeno solo, sin progesterona, durante 10 años o más pueden tener un aumento del riesgo de cáncer de ovario.

Síntomas del cáncer de ovario

Entre los síntomas que pueden presentarse están:

  • Sensación de peso en la pelvis
  • Dolor en la parte baja del abdomen
  • Hemorragias vaginales
  • Aumento o pérdida de peso
  • Períodos menstruales anormales
  • Dolor de espalda sin explicación que empeora
  • Gases
  • Náuseas y/o vómitos
  • Pérdida del apetito
  • Hinchazón
  • Cambios en los hábitos al orinar

Si bien, los síntomas puede ser otra afección diferente al cáncer, los CDC señalan que la única forma de confirmar esta enfermedad es consultar con un profesional de atención médica.

Prevención

Hasta ahora, no se conoce una forma de prevenir el cáncer de ovario, pero existen factores asociados a una menor probabilidad de contraerlo, tales como:

  • Haber tomado pastillas anticonceptivas por cinco años o más.
  • Haberse sometido a procedimientos quirúrgicos de ligadura de trompas (ligadura tubárica), extirpación de ovarios o histerectomía (operación en la que se extirpa el útero y en ocasiones el cuello uterino).
  • Haber dado a luz.
  • Lactancia materna. Algunos estudios indican que las mujeres que dan de mamar durante un año o más pueden tener un riesgo moderadamente menor de presentar cáncer de ovario.

Diagnóstico

Si bien, cuanto más temprano es diagnosticado y tratado, mejores son las probabilidades de recuperación, y los NIH destacan que el cáncer de ovario es difícil de detectarlo de manera temprana, debido a que las mujeres que lo padecen no tienen síntomas hasta que la enfermedad está muy avanzada, y en ese momento es difícil de tratar. 

Para diagnosticar este cáncer los médicos practican uno o más exámenes. Estos pueden ser: examen físico, examen pélvico, análisis de laboratorio, ecografías o una biopsia. El tratamiento suele ser cirugía seguida por quimioterapia.

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