¡Más peligroso de lo esperado!: el COVID-19 puede afectar gravemente al cerebro

El COVID-19 sigue acumulando secuelas a mediano y largo plazo, ya que científicos de la Universidad de Oxford encontraron que el SARS-Cov-2 tiene el potencial de provocar la disminución en materia gris, reducción de volumen cerebral general e incluso alteraciones en los tejidos del cerebro.

El estudio publicado en la revista Nature reveló que los pacientes contagiados previamente por el coronavirus presentan cambios en el cerebro que no se logran apreciar en aquellas personas no contagiadas hasta el momento.

“Los investigadores de Oxford evaluaron los cambios en el cerebro en promedio 4,5 meses después de una infección leve COVID-19 . Sus hallazgos muestran: encogimiento en áreas del cerebro relacionadas con el olfato, daño al tejido y disminución de la capacidad mental para realizar tareas complejas”

Universidad de Oxford

Los daños que el COVID-19 produce al cerebro

La investigación liderada por Gwenaëlle Douaud se sustenta en un doble escáner: uno antes de la pandemia y el otro en los momentos más críticos de la emergencia sanitaria. Los datos analizados indican un descenso de la materia gris, siendo la parte más afectada la que tiene que ver con el olfato.

Los expertos analizaron dos veces imágenes de cerebros de 785 participantes, de los cuales 401 dieron positivo por COVID-19 entre sus dos escaneos. Se trata del primer estudio de tal alcance que tiene imágenes cerebrales antes y después de la infección.

Según Statista, al 6 de marzo se registran 446.3 millones de casos de COVID-19, aumentando el riesgo de daños en el cerebro / Foto: Pixabay

¿En qué consisten las alteraciones por el SARS-CoV-2?

Las modificaciones en tejidos cerebrales entre quienes padecieron COVID-19 y quienes no, fue “moderada“, siempre en rangos de entre .2% y 2%. Los cambios de volumen se observaron en las regiones del tubérculo olfatorio, corteza piriforme, giro parahipocampal y corteza entorrinal.

Dichas regiones del cerebro participan en procesos relacionados con el olfato, además de influir directamente en procesos de memoria, control de atención y orientación espacial, mientras que la última se ha asociado especialmente con la creación de recuerdos.

“se observaron diferencias en regiones no relacionadas con el sentido del olfato, como el polo temporal, el giro supramarginal o el cerebelo (…) En lo relativo al volumen global cerebral, se produjo una pérdida adicional de un 0,3% entre los infectados. Este dato indica la media, pero en algunos casos se llegó al 2%, siendo mayor en las regiones olfativas”

Gwenaëlle Douaud, investigadora del Departamento Nuffield de Neurología Clínica de Oxford

Los pacientes con COVID persistente tienen dificultades para mantener la concentración. En la muestra no se encontraron pacientes con signos de discapacidad en memoria; sin embargo, se hallaron desempeños deficientes en una tarea relacionada con atención en participantes positivos a COVID-19.

Las primeras conclusiones sobre los daños del COVID-19 en el cerebro

De acuerdo con el estudio, existe la posibilidad de que los efectos de deterioro en el cerebro sean más severos entre los pacientes que desarrollaron la enfermedad lo suficientemente grave para ser hospitalizados, contra quienes tuvieron COVID-19 moderado.

“Debemos tener en cuenta que el cerebro es realmente plástico, con eso queremos decir que puede curarse a sí mismo, por lo que hay una gran posibilidad de que, con el tiempo, los efectos nocivos de la infección desaparezcan”

Gwenaëlle Douaud,

La Universidad de Oxford reconoció que sufrieron de falta de información específica de la enfermedad de cada paciente, desde las condiciones como saturación de oxígeno o el tratamiento que recibieron, así como la variante específica de SARS-CoV-2 que estuvo detrás de los cuadros clínicos.

Otra limitante es que la muestra cuenta con muy poca diversidad étnica, de manera que la mayoría de los datos provienen de adultos caucásicos. Por estas razones, los resultados se mantienen abiertos para futuras investigaciones. Al momento, se desconoce si estos cambios son reversibles.

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