¿Fumar reduce el volumen del cerebro? Esto es lo que descubrieron
La asociación Nofumadores.org advirtió que el tabaquismo provoca una pérdida significativa de volumen cerebral, un fenómeno directamente relacionado con el deterioro cognitivo y el Alzheimer.
“Ya no se trata únicamente de pulmones o corazón: el cigarro también ataca al sistema vascular del cerebro, reduciendo su volumen y aumentando el riesgo de Alzheimer y otras demencias”, afirmó Raquel Fernández, presidenta de Nofumadores.org.
Evidencia científica: más cigarros, mayor daño cerebral
La advertencia de Nofumadores.org se basa en un estudio liderado por la Universidad de Washington en St. Louis (EE.UU.), que confirma que el tabaquismo reduce el volumen cerebral. Además, el efecto es dosis-dependiente: cuantos más cigarros se fuman, mayor es el daño cerebral, según destaca la organización.
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Otra investigación, publicada en “JAMA Network Open” en 2023, concluyó que dejar de fumar reduce de forma notable el riesgo de demencia. Simplemente reducir el consumo no ofrece protección real contra esta enfermedad.
Cigarro, un detonante silencioso del Alzheimer
“El tabaquismo sigue siendo invisible como causa de Alzheimer y nos preguntamos por qué, cuando esta enfermedad destruye familias enteras”, denunció Fernández. “Prevenir el tabaquismo resulta fundamental para proteger a cientos de miles de familias españolas del impacto económico y emocional de una enfermedad que hoy no tiene cura”, añadió.
La asociación también advirtió que fumar no solo incrementa el riesgo de Alzheimer, sino que se relaciona estrechamente con otras demencias, especialmente la demencia vascular, la segunda forma más común de demencia. Esta ocurre cuando pequeños infartos o daños en los vasos sanguíneos interrumpen el suministro de sangre al cerebro.
El daño cardiovascular del cigarro acelera el deterioro cognitivo
Nofumadores.org subrayó que fumar daña directamente el sistema cardiovascular, fomenta la arteriosclerosis cerebral y provoca microinfartos que deterioran progresivamente la función cerebral. Además, destacó que existen evidencias de que el tabaco incrementa el riesgo de deterioro cognitivo leve y acelera su progresión hacia demencias graves en personas vulnerables.
“Al comprometer tanto la salud vascular como la neuronal, el tabaquismo actúa como un detonante silencioso del envejecimiento cerebral patológico. Agrava los efectos del envejecimiento normal y multiplica el riesgo de cualquier tipo de demencia. Dejar de fumar no solo reduce este riesgo, sino que también ralentiza el deterioro en personas mayores que ya presentan síntomas iniciales”, explicó la organización.
