¿Las vacunas del esquema de vacunación ayudan contra la hepatitis aguda infantil?, la UNAM responde

La hepatitis aguda infantil es un problema sanitario que ya cobró su primera víctima mortal, según el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell. Por ello, especialistas de la UNAM responden si las vacunas del esquema nacional de vacunación ayudan contra este tipo de hepatitis de origen desconocido.

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) informó que se han reportado 614 casos de la variante de hepatitis aguda infantil en todo el mundo con corte al 19 de mayo, mientras que en México se tiene un estimado de entre 25 y 30 contagios al momento.

¿Las vacunas existentes funcionan contra la hepatitis aguda infantil?

Los doctores Rosa María Wong Chew y Sarbelio Moreno Espinosa, especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicaron que existen diferentes tipos de hepatitis, para los que ya hay una vacuna. Sin embargo son distintos a la enfermedad viral que se detectó por primera vez en Escocia.

Moreno Espinosa resaltó que tratar de prevenir la hepatitis aguda infantil con las vacunas ya desarrolladas es un error. Aunque aclaró la importancia de mantener el esquema de vacunación al día como medida de salud.

Casos registrados hasta el momento resultaron negativos a los virus de la hepatitis A, B, C, D y E

Wong Chew especificó que los casos registrados hasta el momento resultaron negativos al virus A, B, C, D y E de la hepatitis, por lo que se trata de un virus distinto. La hipótesis al momento es que está causada por el adenovirus 41.

“Se pudo detectar en algunos casos, un adenovirus, y de este adenovirus, el 41, fueron negativos para los virus que normalmente se conocen. Se hicieron estudios y vieron que no había nada de esto”

Rosa María Wong Chew

El especialista también hizo un llamado a no creer en quienes puedan llegar a sacar provecho promoviendo la vacuna de la hepatitis B en campañas de vacunación que no servirán de nada, pues “como dijo la doctora Wong, no se trata de los virus que habitualmente causan hepatitis”.

“Cuando vemos hepatitis, pensamos casi siempre en las hepatitis más comunes y todo mundo dice ‘bueno, si hay una vacuna contra la hepatitis, vamos a ponérnosla’ y desafortunadamente, hay veces en que la desinformación es peor que la ignorancia”, destacó Moreno Espinosa.

¿Deberíamos dejar de vacunarnos contra la hepatitis?

Wong Chew y Moreno Espinosa exhortaron a la población a no dejar de aplicarse dichas dosis en caso de ser necesario y sobre todo en la población infantil. Y agregaron llevar, de forma ordenada y a tiempo, el esquema de vacunación de los niños.

A pesar de que las vacunas que forman parte del esquema de vacunación para niños y adolescentes no curarán la hepatitis aguda infantil, es importante no dejar de vacunarse para evitar las consecuencias de los tipos restantes, pues pueden llegar a ser mortales en menores de edad, confirmaron.

De acuerdo con la UNAM, es fundamental atenderse pertinentemente en caso de tener hepatitis, pues puede “generar cáncer en el hígado, cirrosis e incluso la muerte”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó en 2021 que cada 30 segundos muere una persona por esta infección o sus complicaciones.

En México, la prevalencia de hepatitis es alta

La UNAM detalló que en México la hepatitis A tiene una prevalencia de aproximadamente 70%, lo que significa que siete de cada diez personas ha tenido contacto con este virus transmitido por la contaminación de agua o alimentos con materia fecal, lo cual es común.

En la hepatitis B, la prevalencia es de 4.5%, mientras que menos de 0.2% son portadores crónicos. De los menores de cinco años que la adquieren, el 90% se convierten en portadores crónicos, y la mayoría va a desarrollar cirrosis o cáncer. Por eso es importante aplicarles la vacuna pentavalente, aunque no cure la hepatitis aguda infantil.

Para la hepatitis C es el 2%. Aquí el problema más grave es que 85% de quienes sufren la infección se convierten en portadores crónicos y tienen riesgo de desarrollar cirrosis cáncer de hígado de 15 a 25 años después de la infección.

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