Los opioides son uno de los analgésicos más recetados para personas con dolor de espalda y de cuello. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en julio en la prestigiada revista médica The Lancet , encontró que los opioides no alivian el dolor lumbar o de cuello “agudo” y que por el contrario pueden provocar un dolor peor.
Después de analizar a un grupo de personas que tomaron opioides durante seis meses continuos para tratar dolor lumbar agudo y dolor de cuello, los expertos encontraron que la ingesta de opioides no produjo un mejor alivio del dolor en comparación con el uso de un placebo.
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Tampoco dio beneficios para otros resultados como la función física, la calidad de vida, el tiempo de recuperación o el ausentismo laboral. Y causó que más personas experimentaran náuseas, estreñimiento y mareos al consumirlos.
Además, de que tras un año de seguimiento, los pacientes que tomaron opioides para el dolor de cuello y espalda experimentaron un dolor ligeramente peor e informaron un mayor riesgo de uso indebido de opioides como problemas con el pensamiento, el estado de ánimo o el comportamiento.
Ante esto, los investigadores aseguraron que los opioides no deben recomendarse para el dolor lumbar o el dolor de cuello agudos debido a que este tipo de fármacos pueden causar daños que van desde efectos secundarios comunes (como náuseas, estreñimiento y mareos) hasta el mal uso, la dependencia, el envenenamiento y la muerte.
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Por ello, advirtieron que es necesario un cambio urgente en la prescripción de medicamentos aptos para tratar el dolor lumbar y de cuello, y así reducir los daños relacionados con los opioides.
Para saber esto, los expertos seleccionaron a 347 personas con dolor lumbar agudo y dolor de cuello para que algunos tomaran un opioide (oxicodona más naloxona) y otros un placebo, cuya forma era igual a la pastilla de opioide, pero sin sustancias activas.
¿Cómo tratar estos padecimientos?
Para tratar el dolor lumbar agudo, las pautas recomiendan educación y asesoramiento al paciente y, en caso de ser necesario, el uso de analgésicos antiinflamatorios como el ibuprofeno. No obstante, quienes se encuentran bajo un régimen de este tipo de medicamentos necesitan consultar a su médico antes de suspender su uso.
