¿Por qué las personas se hacen adictas?, UNAM lo explica

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Cualquier persona puede desarrollas una adicción. | Foto: Shutterstock.

Cualquier persona puede ser adicta al tabaco, alcohol, medicamentos o drogas ilícitas. Sin embargo, aunque el objeto de la adicción puede variar, la respuesta conductual es similar. Esto se debe a que todas las adicciones provocan la misma reacción en la química del cerebro, indica la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Pero, ¿por qué las personas se hacen adictas?

Las personas se hacen adictas debido a una serie de procesos químicos y físicos que se llevan a cabo en el cerebro cuando se consume una sustancia. Así como por diversos factores sociales, ambientales, culturales e incluso dietéticos.

Causas físicas que generan la adicción

“El proceso de adicción se da por etapas”, según Rubén Baler, científico del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés).

En la primera, las personas utilizan sustancias para alcanzar la euforia que brindan. Pero, en un segundo momento, cuando existe un consumo crónico de drogas, el cerebro empieza a adaptarse a la sustancia y aparecen los primeros signos de dependencia, indica Baler.

Algunos signos que sugieren adicción, son:

  • Consumo regular
  • Imposibilidad de dejarla
  • Gastar en droga más de lo que se tiene
  • Extralimitarse para obtener droga (incluso robar)
  • Sentir que se necesita la droga para funcionar cotidianamente

De acuerdo con el experto, cuando se abusa de las drogas se alteran algunas zonas del cerebro, como:

  • El tallo cerebral, que controla el ritmo cardiaco, la respiración y el sueño.
  • La corteza cerebral, que procesa la información sensorial y permite pensar, planear, resolver problemas y tomar decisiones
  • Sistema límbico, donde se aloja el llamado circuito de recompensa del cerebro. Dicho sistema motiva al individuo a repetir conductas necesarias para la supervivencia y la reproducción como alimentarse y tener sexo.

Al ingresar en el cerebro, las drogas obstaculizan el sistema de comunicación e interfieren en el proceso normal de intercambio de información neuronal. Ya que, las células nerviosas se comunican por medio de sustancias químicas llamadas neurotransmisores que llevan mensajes entre ellas.

Sin embargo, dado que la estructura química de drogas como la mariguana y la heroína es muy similar a la de un neurotransmisor natural, los receptores cerebrales las aceptan como si fueran un neurotransmisor natural del cerebro.

Pero, otras drogas, como las anfetaminas y la cocaína, hacen que se produzca una cantidad excesiva de neurotransmisores naturales o evitan que el organismo recicle el exceso de estas sustancias. Esto tiene como consecuencia que el mensaje interneuronal se intensifique, impidiendo una comunicación adecuada.

Además, la mayoría de las drogas interfieren con la actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que desempeña un papel fundamental en las sensaciones de placer. Por tanto, cuando se consume una sustancia adictiva “el cerebro se condiciona a repetir la conducta, produciendo una activación mucho mayor de la que ocurre en las situaciones naturales de recompensa”, explica la doctora María Elena Medina Mora Icaza, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRF).

Causas biológicas y ambientales

Otros de los motivos por los que las personas se hacen adictas, son los factores biológicos, ambientales, sociales, culturales, e incluso dietéticos.

En cuanto a los componentes biológicos, los expertos señalan que el factor genético explica entre el 40 y 60% del riesgo total de ser adicto.

Algunos de los factores identificados como riesgosos para desarrollar una adicciones se encuentran:

  • Conducta agresiva temprana
  • Habilidades sociales deficientes
  • Ausencia de supervisión paterna
  • Compañeros/amigos que abusan de sustancias
  • Disponibilidad de la droga
  • Pobreza

Nivel de adictividad de las sustancias consumidas

Un factor que influye en el por qué una persona se hace adicta, es el nivel de adictividad de las sustancias que se consumen. Según María Elena Medina Mora, hay sustancias que por sí mismas son muy adictivas; por ejemplo, la heroína. La cual, dice, “desde que se usa por primera vez provoca una modificación estructural del cerebro”.

Otras sustancias adictivas como el alcohol, el tabaco y la benzodiacepina, medicamento psicotrópico que actúa sobre el sistema nervioso central, producen dependencia muy rápido en las personas propensas.

Según la experta, el desarrollo de una adicción también influye su disponibilidad y lo aceptable que la considere la sociedad.

“Entre los humanos hay tres veces más adictos a la nicotina que a la cocaína. Esto tiene que ver con que la nicotina es más fácil de adquirir y su consumo es más aceptado por la sociedad. En el caso del alcohol, otra droga de fácil acceso y con amplia aceptación social, entre el 10 y el 15% de las personas que beben desarrolla la dependencia”, dice Medina Mora.

Adicciones sin sustancia

Un descubrimiento, realizado por investigadores del Scripps Research Institute de California en estudios con animales, en 2010, sugiere que los mismos mecanismos cerebrales que participan en la adicción a las drogas aparecen en la compulsión de comer y el consecuente desarrollo de la obesidad.

En ambos casos, el exceso puede provocar una descompensación en el circuito de recompensa. De ahí que, en los comedores compulsivos, los impulse a buscar alimentos ricos en grasas.

Esta similitud hace pensar a los expertos que muchas de las compulsiones, o conductas adictivas humanas, por ejemplo, adicción al sexo y a los juegos de azar, podrían tener relación con desequilibrios de dopamina o de otros neurotransmisores. Y, aunque en principio estas conductas no sean adictivas, pueden llevar a la adicción.

Efectos de las adicciones en el cuerpo

Una persona con adicción, pierde la capacidad de sentir placer por las recompensas naturales, pues se acostumbra rápidamente a las ‘dosis masivas’ de dopamina que se producen al consumir una droga. Así, cuando falta la droga, el cerebro ya no cuenta con dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión.

“Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene que usar más y más droga para obtener el mismo efecto. Es decir, se desarrolla tolerancia a la droga.”, advierte Baler.

No obstante, los expertos señalan que cuando una persona llega a esta etapa, “la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con síntomas como:

  • Ansiedad
  • Irritabilidad
  • Náuseas
  • Insomnio
  • Episodios de sudoración
  • Temblores
  • Psicosis
  • Muerte

Ciertas investigaciones muestran que la tolerancia a las drogas puede generar cambios muy profundos en las neuronas y en los circuitos cerebrales, con efectos que pueden ser graves. Por ejemplo, dañando la función cognitiva.

Además, de que el consumo crónico de drogas deteriora el autocontrol y la capacidad de tomar decisiones adecuadas. 

¿Cómo prevenir el desarrollo de una adicción?

Algunas medidas que se pueden tomar para prevenir el desarrollo de una adicción de cualquier tipo, son:

  • Autocontrol
  • Relaciones positivas
  • Supervisión y apoyo paterno
  • Información
  • Políticas contra el uso de drogas
  • Cohesión comunitaria

¿Qué son las adicciones?

En la actualidad, las adicciones se definen como una enfermedad crónica caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de una sustancia a pesar de saber los daños que ocasiona.

Al igual que otras enfermedades, las adicciones no tienen una cura definitiva, ya que el abuso de sustancias a largo plazo suele provocar condicionamiento. Esto quiere decir que ciertos factores ambientales se empiezan a asociar con la experiencia de la droga y provocan un deseo incontrolable de consumirla, lo que conduce a que la adicción puede resurgir incluso tras muchos años de abstinencia.

Sin embargo, se pueden tratar, incrementando la calidad y la duración de la vida de las personas.

Este nuevo enfoque de tratamiento ha desplazado las antiguas creencias que se tenían acerca de la conducta adictiva. Y es que, en la década de 1930 se pensaba que las personas adictas a las drogas y al alcohol tenían una moralidad deficiente y carecían de fuerza de voluntad.

Esto provocó que las respuestas de la sociedad ante el abuso de alguna sustancia química o no, fueran de índole moral. Por lo que, en lugar de diseñar acciones preventivas y terapéuticas, se optaba por el castigo y se etiquetaba negativamente a los adictos. 

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