Sal o azúcar, ¿cuál es más adictiva y dañina para la salud?

SAL Y AZUCAR
Tanto la sal como la azúcar son adictivas. | Foto: Shutterstock.

La sal y el azúcar son necesarios para el buen funcionamiento del organismo, sin embargo, estos dos alimentos pueden llegar a ser adictivos, por lo que consumirlos en exceso puede traer diversas complicaciones al corazón, los riñones y la microcirculación.

¿Sal y azúcar son adictivas?, ¿cuál es peor?

La sal y el azúcar son dos alimentos en gran medida adictivos debido a que las comidas que las contienen generan estímulos de placer en el cerebro de las personas, y de forma similar a como lo hacen las sustancias psicoactivas, segregan la conocida hormona de la felicidad: la dopamina.

Expertos en psicología de Buenos Aires, Argentina, sostienen que “consumir estas comidas ricas en sal y azúcar causa adicción con gran facilidad, e incluso sin que la persona se percate”, además de que “resulta más factible volverse adicto a la comida que a las drogas o el alcohol, puesto que la necesidad natural de comer promueve que la persona siempre esté en búsqueda de satisfacer el hambre”.

Azúcar un dulce alimento adictivo

Se ha demostrado que el azúcar, como sucede con las drogas, puede resultar sumamente adictivo para mucha gente ya que, al igual que los estupefacientes, provoca una liberación de dopamina en el cerebro y la segregación de esta sustancia es la que conduce al descontrol y la adicción al producto que la contiene, asegura la Universidad Veracruzana.

De hecho, estudios con animales de laboratorio han encontrado que el azúcar produce más síntomas de los necesarios para ser considerada una sustancia adictiva, incluso, los datos demuestran que el consumo de azúcares añadidos a alimentos y bebidas tiene efectos similares a otras drogas como la nicotina, la cocaína, la heroína y el alcohol, con un poder adictivo igual o mayor, puesto que los alimentos endulzados artificialmente tienen ingredientes que no se encuentran en los alimentos naturales y que el cuerpo no puede controlar.

Sal, una pizca de adicción

Desde 2014, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) alertó de que la sal ya puede considerarse como una droga, no sólo por los efectos perjudiciales que provoca en nuestra salud, sino también por la alta capacidad adictiva que posee.

Y es que, un estudio elaborado en ratones por las universidades de Duke y Melbourne demostró que la necesidad de consumir sal era la misma que la relacionada con la adicción a la cocaína o a los opiáceos como la heroína.

A partir de analizar imágenes cerebrales, se observó que en ambos procesos se activaba la misma zona del cerebro. De esta manera, ante el consumo de estas drogas o de sal se producían cambios profundos en ciertas células nerviosas del hipotálamo; provocando un aumento del tamaño y de la cantidad de las neuronas al igual que de dos proteínas específicas relacionadas con la adicción y el placer: la dopamina y la orexina.

Daños a la salud por el consumo en exceso de sal y azúcar

De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el consumo en exceso de sal y azúcar puede traer diversas complicaciones en corazón, riñones y la microcirculación, además de estar ligados a padecimientos crónicos como hipertensión y diabetes.

En cuanto a la sal, un consumo alto puede ocasionar retención de líquidos, lo que conlleva aumento de peso; esto obliga a hígado, riñones y corazón a trabajar por encima de sus niveles normales.

Además, tiene repercusiones importantes sobre el sistema cardiovascular, ya que, el consumo desmedido de sodio eleva la presión arterial y ocasiona enfermedades renales, hepáticas e insuficiencia cardíaca.

Por otra parte, ingerir grandes cantidades de azúcar de forma prolongada da como resultado altos niveles de glucemias, condición que, al mantenerse por mucho tiempo, puede causar daños en riñón, corazón y ojos, entre otros órganos.

Además, los elevados niveles de azúcar en la sangre resultan ser la principal causa de la hipertrigliceridemia, que se refiere a la alteración de las grasas o lípidos del organismo y aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.

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