“Trauma indirecto”, ¿cómo las experiencias de otros puede poner en riesgo tu salud?

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“‘Trauma indirecto’ no es un término clínico. | Foto: Shutterstock.

La frase “ponerse en los zapatos de los demás” es una buena manera de mostrar empatía e interés en las personas. Pero cuando los acontecimientos de la vida de la otra persona son deprimentes, angustiosos y francamente traumáticos, esto puede llegar a ser dañino para la salud, ya que, puede causar un “trauma indirecto”.

Amy Brodsky, psicoterapeuta y especialista en trauma de la Clínica Cleveland de los Estados Unidos, explica qué es el “trauma indirecto”, por qué ocurre y cómo protegerse.

¿Qué es el “trauma indirecto”?

El “trauma indirecto” es la experiencia de absorber el dolor de los demás de manera tan profunda que afecta el propio bienestar. Está estrechamente relacionado con conceptos como fatiga por empatía , trauma secundario, angustia indirecta y agotamiento del cuidador .

Si bien, el término “trauma indirecto” llega al corazón del trastorno emocional que puede surgir al ser testigo del trauma de otra persona, lo cierto es que no es un término clínico. Sin embargo, es una frase aceptada que llega a la idea de que las personas pueden quedar traumatizadas por algo que no experimentaron personalmente, pero de lo que tienen una experiencia secundaria”, indica Brodsky.

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“Hay fuerza en ser sensible, en ser una persona empática. Pero hay límites que debemos tener y que delimitan entre nuestras experiencias y las de otras personas. Porque cuando cargamos con la consternación y la angustia de otra persona, puede haber consecuencias muy reales para ti. Y eso no les ayuda”.

Amy Brodsky, psicoterapeuta y especialista en trauma de la Clínica Cleveland

Signos de “trauma indirecto”

La especialista señala que el “trauma indirecto” puede hacer que las personas sientan síntomas similares a los de las personas que fueron víctimas de un trauma directo, es decir, el cuerpo y cerebro pueden reaccionar tal como si hubiera sido traumatizado personalmente.

Algunos signos frecuentes del “trauma indirecto” son:

  • Cambios de humor, como sentirse especialmente culpable, avergonzado, temeroso, enojado, desesperado o “adormecido”.
  • Tener dificultad para gestionar sus emociones.
  • Preocupación excesiva.
  • Desapegarse de los demás o de las cosas que solía disfrutar.
  • Pesadillas o problemas para dormir.
  • Hipervigilancia o estar “en alerta máxima”.

“Cuando se vive en un estado de trauma indirecto, resulta más difícil mantener un nivel de compasión. Es más difícil mantener la empatía o la simpatía por otras personas. Si te bombardean constantemente, tu tendencia puede ser alejarte emocionalmente porque se vuelve demasiado doloroso”.

Amy Brodsky, psicoterapeuta y especialista en trauma de la Clínica Cleveland

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¿Por qué ocurre?

El “trauma indirecto” le puede ocurrir a cualquiera que esté expuesto a los eventos traumáticos o al sufrimiento de otros. Aunque a menudo es un efecto acumulativo, es decir, es el resultado de la exposición repetida a las peores experiencias humanas, lo cierto es que el “trauma indirecto” también puede ser una reacción al presenciar un solo episodio traumático, por ejemplo, ver un accidente automovilístico o estar en el lado receptor de un desencadenante de abandono.

De acuerdo con la especialista, algunas personas son más propensas a asumir el dolor de otras de manera más aguda. Por ejemplo, es más probable que les ocurra a personas con trabajos que implican un contacto directo (y repetido) con personas que han experimentado un trauma.

Tal como los agentes de policía que examinan minuciosamente las fotografías de la escena del crimen día tras día, los profesionales de la salud mental escuchando historias de las experiencias vividas por sus pacientes o bien, los proveedores de atención médica de la sala de emergencias que tratan lesiones causadas por desastres naturales y altercados violentos.

¿Cómo afrontar el “trauma indirecto”?

Lidiar con un “trauma indirecto” es cuestión de posicionarse como un “conducto, en lugar de una esponja”, dice Brodsky. Eso significa, encontrar formas de permitir que el dolor de los demás fluya a través de ti, en lugar de absorberlo.

“El trauma de otras personas merece nuestra atención. Puede alertarnos sobre situaciones malas y puede movilizarnos para tomar medidas de cambio. Pero a nadie le sirve de mucho que carguemos con el trauma de esos acontecimientos”, señala la especialista.

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Por ello, la primera sugerencia de la experta es “cuidar de sí mismo”, ya que, dice “cuidar de uno mismo nos sitúa en una mejor posición para cuidar de los demás”. Por lo que se recomienda:

  • Tener pasatiempos interesantes
  • Practicar técnicas de conexión a tierra, como respiración, atención plena o imágenes guiadas.
  • Relacionarse con amigos y familiares que no están en crisis.
  • Cuidar la salud física comiendo bien, haciendo ejercicio y durmiendo lo suficiente.
  • Limitar (o evitar) la exposición a medios traumáticos.
  • Hablar con un proveedor de atención de salud mental, como un terapeuta o psicólogo.

En el caso de los niños, Brodsky sugiere “no exponerlos a noticias traumáticas ni ver imágenes gráficas o perturbadoras”.

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