Violencia vicaria: éstas son las afectaciones psicológicas en las mujeres

Violencia Vicaria
La violencia vicaria es mayormente ejercida hacia mujeres. | Foto: Shutterstock.

La violencia vicaria significa violentar a una persona, a través de las hijas o hijos. Generalmente se presenta en momentos de separación y es perpetrada por el progenitor, es decir por el padre, siendo las mujeres las más violentadas.

Sin embargo, la violencia vicaria también opera de otras formas como causando daño a personas adultas mayores que están al cuidado de la mujer a quien se quiere dañar, así como a sus mascotas.

Pero, ¿cuáles son las afectaciones psicológicas de la violencia vicaria en las mujeres?

La violencia vicaria puede provocar diferentes daños a las víctimas. Uno de los daños más graves se da en el aspecto psicológico, sostuvo Lucía Núñez, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Las mujeres viven en una cultura donde uno de los mandatos de género para ellas es la maternidad. Por lo que la responsabilidad del cuidado de los hijos recae principalmente en ellas. Entonces, cuando existe alguna situación en la cual pasa algo considerado negativo en el desarrollo de sus descendientes, surge un sentimiento de culpa que puede desencadenar algunos malestares psicológicos”, afirmó Ana Celia Chapa Romero, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Ese sentimiento de culpa, dijo, puede provocar el desarrollo de síntomas de ansiedad, depresión y estrés postraumático, al igual se puede manifestar mediante el enojo, debido a las situaciones que se enfrentan como la pérdida de sus hijos, violencias vividas anteriormente y los obstáculos legales con los que se cruzan durante este proceso.

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No obstante, Nuñez destacó que las afectaciones se presentan de forma diferente en cada mujer, dependiendo de su contexto y de su historia de vida.

“En muchas ocasiones no logran identificar los daños emocionales porque incluso los agresores las alejan de sus redes de apoyo, además no les es fácil reconocer o comunicar que están viviendo violencia debido al miedo de ser revictimizadas, juzgadas e incluso por sentir vergüenza de lo que están viviendo.

Lucía Núñez, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM

Un escenario extremo de la afectación psicológica que las mujeres sufren es el suicidio, derivado del dolor de la pérdida, sobre todo si se presentan obstáculos en el acceso a la justicia y no hay reparación del daño.

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Por ello, el apoyo psicológico con perspectiva de género es fundamental, pues facilita la elaboración del duelo y que puedan deslindarse del sentimiento de culpa.

¿Qué es la violencia vicaria?

“La violencia vicaria es la acción u omisión cometida por quien tenga o haya tenido una relación de matrimonio, concubinato o haya mantenido una relación de hecho o de cualquier otro tipo, […] que provoque la separación de la madre con sus hijas e hijos o persona vinculada significativamente a la mujer, a través de la retención, sustracción, ocultamiento, maltrato, amenaza, puesta en peligro o promoviendo mecanismos jurídicos  y no jurídicos que retrasen, obstaculicen, limiten e impidan la convivencia, para manipular, controlar a la mujer o dañar el vínculo afectivo, ocasionando un daño psicoemocional, físico, patrimonial o de cualquier otro tipo a ella y a sus hijas e hijos e incluso el suicidio a las madres y a sus hijas e hijos, así como desencadenar en el feminicidio u homicidio de las hijas e hijos perpetrados por su progenitor”, indica el Congreso de la Ciudad de México.

Si bien, este tipo de violencia tiene como fin dañar a la mujer, lo cierto es que al ejercerla también se violenta a las y los menores o personas relacionadas con la mujer a dañar.

La violencia vicaria viene acompañada de maltratos como el físico, económico, patrimonial y psicológico, es decir, son concatenados porque operan en conjunto o bien uno deriva del otro, indicó Núñez.

¿Cómo opera este tipo de violencia de género?

De acuerdo con Núñez, este tipo de violencia se presenta cuando los hombres sienten que perdieron el control, es decir, cuando ya no tienen el poder para manipular a la mujer con la que vivieron en concubinato, matrimonio o cualquier otro tipo de relación afectiva, porque ya no tienen contacto con esa persona. Entonces utilizan a sus hijos e hijas como medio de dominio para provocar daño y angustia a las madres.

“Se observa en el incumplimiento con lo acordado con el régimen de visitas asignado al padre agresor, pues en ocasiones sustraen a las y los menores sin autorización de las madres y no les permiten verlos, también buscan tener la guarda y custodia sólo con el fin de dañar a las mujeres al saber que es uno de los dolores más fuertes que pueden experimentar”, dijo la especialista.

La universitaria también señaló que, en otros casos, el agresor manipula a las hijas e hijos en contra de la madre o bien, los descuida económicamente. Por ejemplo, en la alimentación, medicinas o en sus actividades escolares; todo esto con la intención de provocar que la mamá recurra al padre y trate de convencerlo de cumplir con las obligaciones que tiene con las y los menores.

Sin embargo, existen casos extremos en los que el progenitor maltrata e incluso llega a asesinar a sus descendientes, resaltó la investigadora.

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